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La función social de la propiedad y el Estado Leviatán en Iberoamérica y en España

martes 09 de agosto de 2022, 12:35h

Recibo Encantado la newsletter del Instituto ACTON de Argentina, que intenta seriamente, unir religión y liberalismo que no laicismo. Hoy me propone un artículo de Gustavo Irrazabal en el periódico la Nación. Nacido en Buenos Aires, Argentina (1960), Gustavo es abogado (1984) y sacerdote por la arquidiócesis de Buenos Aires (1991). Cursó los estudios de licenciatura y doctorado en Teología Moral, en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma (1999). Es profesor de Teología Moral en la Facultad de Teología de la UCA, en los cursos sobre moral fundamental, doctrina social, moral sexual y moral socio-política. Es vicedirector de la revista Criterio y miembro del Consejo Académico del Instituto Acton. Entre sus trabajos, se cuentan: Doctrina Social de la Iglesia (2009), El camino de la comunión (2010), Ética de la sexualidad (2012) y diversos artículos científicos en revistas nacionales e internacionales. Naturalmente yo como liberal laico, no dejo por ello de estudiar los denodados esfuerzos que hace la iglesia por justificar las bases del liberalismo, en este caso el derecho a la propiedad, que se fundamenta en los instintos freudianos más básicos del hombre: el egocentrismo como soporte de la supervivencia, dentro del instinto de muerte que te hace acumular bienes y propiedades para un futuro que hace peligrar su subsistencia.

Sin embargo, Gustavo se basa nada menos que en Santo Tomás que justificaba la propiedad privada con argumentos prácticos: esta institución permite un mejor cuidado de los bienes (siempre cuidamos mejor de lo propio), una administración más ordenada de estos (cada cual se dedica a los suyos) y un ambiente de paz social porque cada uno sabe claramente qué es lo propio y qué no lo es. ¿No es esta la principal “función social” de la propiedad? Podemos agregar que aquí encontramos el verdadero motor del desarrollo económico: la autonomía frente al Estado, el estímulo para la iniciativa privada, la creatividad, la inversión, la producción, el intercambio. Hacer circular la riqueza a través de transacciones voluntarias es la mejor manera de beneficiar a la sociedad. No hay otro camino real para superar la pobreza.

Bueno no está mal argumentado, aunque en mi opinión la propiedad privada, se distingue de la comunal, cooperativa o estatal, que introduce la moral social como uno de los derechos más reivindicados del Socialcomunismo. Precisamente ayer en su pagina de los lunes en ABC Guy Sorman, ponía de relieve el ingreso en el filocomunismo de Colombia del nuevo presidente Gustavo Petro, que viene a converger con los mandatarios de Méjico (Amlo), Cuba(Castro) , Perú(Castillo), Venezuela(Maduro) Chile (Boric) ,Nicaragua (Ortega) Argentina (Fernández) y el probable Lula en Brasil. Solo Uruguay y Paraguay mantienen regímenes liberales, por lo que toda Iberoamérica, con lo ignorantes que son en materia de Economía entrarán en una clara recesión, motivada en buen parte por la falta de respeto a la propiedad privada, que es la que hace la riqueza de las naciones (Adam Smith).

Gustavo, continua diciendo respecto a la Argentina: Recientemente se difundió el posteo de un conocido dirigente social que sugería la confiscación de silobolsas de soja para responder a la presente emergencia social. En su opinión, solo medidas de este tipo conjurarían el peligro del “estallido social” y el derramamiento de sangre. Sin embargo, sus hipotéticos beneficiarios, inconformes con las migajas de esa redistribución compulsiva, lejos de apaciguarse, podrían también pensar: ¿para qué esperar que lo haga el Estado? En rigor, nada parece más apto para propiciar los saqueos que la sensación de que las leyes que protegen la propiedad ya no están vigentes, de modo que cualquiera puede tomar de los demás lo que crea que necesita. De hecho, históricamente, los episodios de saqueos masivos en nuestro país no han tenido relación directa con la necesidad extrema, sino más bien con el desorden generalizado y el vacío de autoridad (además de un grado no despreciable de organización, a juzgar por el sugestivo timing político de estos fenómenos supuestamente espontáneos). Primero, por ejemplo, los silobolsas ¿y después qué? ¿Por qué detenerse ahí y no seguir adelante? Por lo demás, es evidente que ese tipo de confiscaciones podrían perpetrarse una sola vez, ya que a continuación los productores abandonarían su actividad por temor a verse despojados nuevamente del fruto de su esfuerzo. ¿No se seguirían de allí consecuencias mucho peores para los más necesitados que las que en teoría se busca evitar?

Es difícil el equilibrio de la propiedad, pues esta se basa en el mercado, que es en el fondo la predominancia del capitalismo en el éxito en la creación de riqueza,y Gustavo termina diciendo; Los católicos hemos sido históricamente propensos a presumir que los gobiernos, sus funcionarios, y hoy también los dirigentes sociales, actúan por regla buscando el bien común y no sus intereses particulares y los de los grupos que favorecen. Es hora de invertir esta ingenua presunción y no tentar al Estado agitando imprudentemente la bandera de la “función social” de la propiedad, lo que equivale a postular al lobo como guardián de las ovejas. Lo mismo pensamos los laicos y nos alegramos de la coincidencia.

Bernardo Rabassa

Presidente de clubs y fundaciones liberales. Miembro asociado de Alianza Liberal Europea (ALDE). Premio 1812 (2008). Premio Ciudadano Europeo 2013. Medalla al Mérito Cultural 2015. Psicólogo social. Embajador de Tabarnia. Presidente del partido político constitucionalista Despierta.

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