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Los otros

Los otros

martes 22 de enero de 2008, 01:38h

A veces, al hablar de “la Asamblea” nos referimos únicamente a los asambleístas de Acuerdo País. Es que ese movimiento cuenta con una mayoría tan contundente que le ha sido muy fácil hacer prevalecer su voluntad (interpretar el Estatuto según su conveniencia, adjudicar a la Asamblea funciones que no le competen, tratar presurosamente leyes enviadas por el Ejecutivo).

De hecho, entre los mismos asambleístas de gobierno, sólo pocos tienen un rol protagónico (Alberto Acosta, César Rodríguez, Trajano Andrade y alguno más). El resto, aunque aseguren lo contrario, parecen estar ahí sólo para levantar la mano.

Pero la Asamblea no está formada únicamente por representantes de Acuerdo País. Entre “los otros” asambleístas están los de oposición y aquellos que le siguen el juego al gobierno.
 
Pero la oposición tampoco puede ser encasillada en un mismo saco. Hay opositores capaces de razonar, de argumentar, de plantear alternativas (que lamentablemente serán ignoradas), que toman sus cargos en serio, como Pablo Lucio Paredes o Mae Montaño.

 Otros, como los de PSP, que llegaron a la Asamblea ofreciendo disparates, se limitan al inútil pataleo. Pero el papel más vergonzoso es el de Álvaro Noboa, que mandó por el caño la responsabilidad que sus votantes le encomendaron y salió de la Asamblea por la puerta de atrás. Aún así, seguramente no tendrá recelo en volver a postularse para un cargo de elección popular.

Por último están los acólitos del Gobierno, los que quieren colarse en el festín de la popularidad. Del MPD no se podía esperar otra cosa. Apegarse al Gobierno, sacar a sus turbas para amedrentar a los opositores fue su estrategia para llegar a Montecristi. Roldós, por su parte, nunca supo o nunca quiso definir su posición.

Por eso, ahora él y los suyos prefieren abstenerse antes que ser mal vistos por los seguidores del régimen. ¿Y los asambleístas de la ID? Con el Gobierno, como lo ha estado su partido desde que Correa asumió su cargo. Por eso las comunicaciones con las que Andrés Páez se empeña en hacer pública su oposición a las decisiones de la Asamblea (cuya instalación él apoyó) y del TC (reestructurado con los votos de su partido) suenan tan huecas.

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