Manifiesto en apoyo de la investigación

La investigación biomédica en España goza de buena salud, pero podría tenerla mejor si la sociedad conociera más a fondo las peculiaridades de los trabajos de investigación que se llevan a cabo en nuestro país, en diversas disciplinas biomédicas. La iniciativa privada siempre ha estado por delante de las ideas que surgen de despachos de las Administraciones públicas –léase Ministerios, Consejerías, etc- a la hora de impulsar y apoyar con hechos el trinomio investigación-desarrollo-innovación.

Santiago Quiroga, consejero delegado de Contenidos e Información, que edita el semanario sanitario “El Global”, entre otras publicaciones, y el ex ministro de Sanidad Enrique Sanchez de León en su calidad de presidente de Fundamed, junto con el profesor Arturo Fernández- Cruz, presidente del Comité Científico e esa institución, consiguieron congregar en dos jornadas a una amplia representación de la Comisión Europea, Ministerio de Sanidad, Comunidades autónomas, Centros de Investigación, Sociedades Científicas y de pacientes, así como de medios de comunicación para debatir el estado de la investigación biomédica en España. Todos los participantes van a participar en la elaboración de un documento –“un Manifiesto aglutinador y constructivo que parte de la realidad multidisciplinar de la investigación biomédica”, como argumenta Sánchez de León.

Una iniciativa de este calibre merecía que acudieran los ministros implicados, es decir, los titulares de Sanidad y Consumo y de Industria y Energía, Bernat Soria y Joan Clos, respectivamente. No pudo ser. Quizás las numerosas idas y venidas que traen de cabeza al Gobierno, aunque se haya abierto aún la campaña electoral, impidió su presencia. Pero, en fín, la llamada de atención la realizaron varios representantes del sector privado. En diversas intervenciones coincidieron en señalar como impedimentos para el desarrollo de la I+D en España la descentralización del sistema sanitario, el hecho de tener que hacer estudios preliminares en todas las comunidades autónomas, la dificultad de acceso de los pacientes una vez aprobados los medicamentos, los precios de los medicamentos inferiores a los de la media europea, los plazos de protección de patentes en España y la falta de un prestigio e imagen adecuado del sector biosanitario entre la sociedad.

No se puede resumir mejor la realidad de España en el campo de la salud. Lo peor no es que no haya respuestas, sino que se siga ignorando esta realidad por parte de nuestros decidores políticos.