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La hora de los guionistas

La hora de los guionistas

sábado 09 de febrero de 2008, 09:20h
Un amigo cinéfilo cree que los guionistas de Hollywood ganarán su conflicto con los estudios por cansancio de éstos, “no porque los necesiten”. Al fin y al cabo, arguye, “los guiones de las películas norteamericanas son tan malos y tan previsibles que deben estar escritos por los propios productores o por algún pariente suyo del departamento de contabilidad”. Sólo así se explica, según él, la enésima versión de Rambo o los reiterados remakes, cada vez peores, de filmes vistos una y otra vez. “El talento está hoy día en las series televisivas”, añade: “Un capítulo de cualquiera de ellas tiene más contenido que la mejor película”. Para él, eso también sucede en España, donde series como El comisario y Hospital Central permiten corroborarlo. En cambio, el cine nacional ya tiene una dichosa ley que lo protege y, sin embargo, de lo que carece es de espectadores. Puede que tenga razón, porque mientras las salas de exhibición no se han visto afectadas por la huelga de escritores, los canales de la tele no hacen más que reponer los mismos capítulos ya vistos una y otra vez. Lo peor, además, es que quienes se llevan la pasta gansa en Hollywood son los actores, muchos de los cuales no son capaces ni de escribir correctamente su propio nombre. Julia Roberts llegó a ganar 24 millones de dólares por La sonrisa de Mona Lisa y Reese Witerspoon cobrará 29 por Our Family Trouble, que se estrenará el año que viene. También al televisivo Jerry Seinfeld le pagaban un millón por cada capítulo de su serie. Por contra, resulta una miseria lo que cobran personajes como Woody Allen o Bill Crystal, quienes son tan magníficos guionistas como actores. Es que si la vida fuese justa sería otra vida, claro. A lo mejor por eso, por su elitista sentido de la justicia, que les lleva a admirar a Fidel Castro o protestar por el Oscar que recibió en su día Elia Kazan, los actores norteamericanos no se han solidarizado con los sufridos guionistas. Pero todo se andará. También cobran una pasta las grandes estrellas de la NBA, con los 28 millones anuales que percibe Kevin Garnett, cuando a su lado hay baloncestistas con modestos contratos de 10 días de duración. Pero esos mimados de la fortuna fueron capaces de hacer tres meses de huelga solidaria con sus compañeros en 1998. Mi ánimo esperanzado, pues, a los guionistas, la profesión con más futuro, por otra parte. Porque, vamos a ver, ¿quién se cree que les escribe las gracias y los chascarrillos cotidianos a Rodríguez Zapatero, Rajoy, José Blanco y compañía? Si el ingenio, a veces maligno, que destilan hubiese de salir de su caletre, la mayoría de ellos permanecerían callados.
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