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¿Alegría versus tristeza?

¿Alegría versus tristeza?

lunes 11 de febrero de 2008, 02:02h
Dentro de mi recorrido por los mítines de los distintos partidos, estuve este domingo en el de la plaza de toros madrileña de Vistalegre, escenario de tantos actos masivos protagonizados por Zapatero. Como un nuevo Martin Luther King, ZP cambió el ‘tengo un sueño’ por un “no me callo” ante algunas situaciones injustas que a él, dijo, no le gustan. ZP ni se calla ni se enfada. Y sobre el enfado, el mal humor y la tristeza que él atribuye al Partido Popular, frente al mensaje de alegría que el PSOE –con la inestimable ayuda de algunos actores y cantantes—quiere transmitir, construye ahora su discurso. Es decir, nueva versión del talante frente a la característica de antipatía que los socialistas quieren achacar a los ‘populares’.

Es, parece, la nueva línea de campaña de Zapatero y la formación que lidera. Inteligente construcción, por lo demás, puesto que los propios socialistas han comprendido que este es el único resquicio que les queda para diferenciarse de un Partido Popular cuyos postulados en el programa electoral se asemejan mucho, muchísimo, a los del Partido Socialista.

No hay recetas originales en ambas propuestas: ni en economía o reformas fiscales, ni en materia de lucha antiterrorista, ni en la regeneración de las instituciones como el Consejo del Poder Judicial, ni siquiera en Educación, autonomías, ni…Diferencias de algunos euros en cuanto a incremento de salarios mínimos o pensiones, o de unos millones de árboles por plantar durante la próxima legislatura, no desmienten esta apreciación global. Incluso en los proyectos de reforma de la Constitución, que este año cumple la treintena y que no puede modificarse sin un consenso de los dos ‘grandes’, se pueden bucear coincidencias y complementariedades.

¿Qué hacer? Pues buscar la divergencia en la sonrisa. Y, así, el PSOE se ha lanzado, ya digo que con el auxilio de quienes han convertido en un símbolo el ademán de las ‘zejas’, a presentarse como el partido del buen humor. No en vano, Zapatero repite ahora que él no se calla “ni tampoco me enfado nunca”. Una estrategia, y una táctica, que le puede dar buenos resultados, si es que su partido sabe mantenerlas y en el PP no consiguen contrarrestarlas adecuadamente. La pelota, ahora, en el tejado de Mariano Rajoy. Y los debates televisivos, que van a mostrar el rostro que cada uno de los dos contendientes logre componer, aún pendientes de quién los hará y dónde se harán. Ahí, en esos debates, a la vista de las encuestas que acercan a las dos principales formaciones nacionales de España, empieza a jugarse el cara o cruz del 9-m.
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