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Renzo Abruzzese

La ingenuidad y la catástrofe

La ingenuidad y la catástrofe

sábado 16 de febrero de 2008, 02:40h

Renzo Abruzzese

 

La ingenuidad y la catástrofe

 

Aunque las regiones son las entidades con más poder local, están en situación de desventaja.

 

La decisión gubernamental de cancelar el Bono Dignidad con los recursos del IDH cuando aún no se habían alcanzado acuerdos entre las regiones y el poder central pone en evidencia la estrategia gubernamental que le ha permitido avanzar de forma avasalladora en lo que va de la gestión de Gobierno. Además, echa por tierra la hipótesis vicepresidencial según la cual las fuerzas de oposición y el Gobierno habrían ingresado en una coyuntura que podría definirse como “empate catastrófico”.

 

Si entendemos por “empate” una situación en que la capacidad de las fuerzas enfrentadas es relativamente la misma, y por tanto, ninguna de ellas estaría en condiciones de ganar o imponer su criterio, la situación actual está lejos de ser un empate, y menos “catastrófico”. De hecho, todas las acciones del Gobierno en el campo económico y político, finalmente, fueron consumadas independientemente de que las regiones, los partidos y cerca de la mitad de la ciudadanía protestaran contra ellas. El concepto de “empate catastrófico” es una argucia más en el indudablemente hábil manejo político de la coyuntura por parte del actual Gobierno, frente a una oposición regional y partidaria que, aferrada a la lógica democrática, es siempre sorprendida en su buena fe.

 

Hacerle creer a la oposición que se ha llegado a un “empate catastrófico” cuando una auditoría del Gobierno registra victoria tras victoria a favor del MAS hace parte de un juego en el que sólo el Gobierno (al menos en apariencia) suma a su favor.

 

Es bueno recordar que la noción de “empate” no supone que el adversario hubiera sido aniquilado o vencido de forma definitiva. El empate como tal asume más bien la presencia de un opositor poderoso, pero no por ello en situación favorable. Esta característica genera cierta confusión ante el observador incauto, empero, eso es exactamente lo que está sucediendo. Aunque las regiones son las entidades con más poder local y sin duda el mayor dolor de cabeza del Gobierno, están en situación de desventaja, y a la luz de los resultados políticos y económicos de la gestión de Evo Morales, han perdido sistemáticamente pese al enorme poder que poseen. La pregunta es entonces: ¿Por qué? La respuesta en forma general podría sostener que el poder regional no es político, y por tanto, afincado en el ciudadano, sus argumentos son ciertos y válidos, pero la hermenéutica de sus procedimientos no conlleva las mañas de la política y menos el cálculo político que domina el espectro del actual Gobierno. Para ponerlo en simple, la regiones gozan de una ingenuidad política tan grande, que pese a todo su poderío han resultado presas fáciles del Gobierno. A lo que debe sumarse que éste no sólo ha recuperado sino que ha mejorado en todo las viejas prácticas de la vieja política y de los viejos políticos, siempre tan llena de trampas y cercada de sus propias mentiras.

 

*Sociólogo

 

Diario Hispano Boliviano

 

 

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