Ellos y la realidad

En contra de lo que podrían pensar los políticos profesionales, las campañas electorales no les acercan a la ciudadanía; todo lo contrario: la distancia entre unos y otros alcanza estos días magnitudes abismales.

Basta con pararse un momento y observar que mientras que en los primeros la inminencia de las elecciones tiene el mismo efecto que los rayos gamma en Robert Bruce Banner cuando se convierte en "La Masa", el resto del mundo a lo que está mayormente estos días es a ver si llegan de una vez las vacaciones de Semana Santa.

Así es la vida:  Ellos se desgañitan intentando hacernos creer que el mundo se autodestruirá si nosotros no lo evitamos dándoles el voto, y el personal lo que quiere es más alegría y menos decibelios de bronca; de ahí que la canción que triunfa en este momento no sea ni la sintonía del PP ni la del vídeo de la Plataforma Paz sino el "Chiqui chiqui" de Rodolfo Chikilicuatre, y que la encuesta que más éxito está teniendo no sea ni la de Demoscopia ni la del CIS sino la que ha publicado la agencia Vitruvio-Leo Burnett sobre los gustos de los votantes de cada partido.

Gracias a este estudio, sabemos que una señora que toma el sol  en bikini con sus nietos es, con muchas probabilidades, votante de IU; que aunque Zapatero se pirre por las almendras, los más golosos son los socialistas; que los nacionalistas se ponen hasta arriba de tostadas con mantequilla, fritos y muslos de pollo,  y que la playa, quizá por aquello de las gaviotas, es de los simpatizantes del pp.

Si los políticos fueran sabios, se dejarían de encuestas de pitonisa con datos que varían a diario, y se dedicarían a analizar en profundidad las conclusiones de este estudio para conseguir una mayor simbiosis afectiva con su electorado; claro que alguno a lo mejor se llevaba algún disgustillo, porque ser María Teresa Fernández de la Vega y saber que los tuyos las prefieren morenas, ser Pizarro y descubrir que el votante popular prefiere la revista Pronto al Financial Times o ser Tardá y conocer que a los tuyos lo que realmente les gusta es un líder perfumado, tiene que ser un trago.

 Claro, que nada comparable a ser Llamazares y enterarte de que a las votantes de IU lo que de verdad les pone son los hombres depilados. Un drama, oigan.