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Los dévotos ya aguardan cola para besar al Cristo de Medinaceli

jueves 06 de marzo de 2008, 13:33h
Más de cincuenta personas hacen cola desde hace días en la calle de Jesús, de Madrid, para cumplir con la tradición del primer viernes de marzo de besar los pies del Cristo de Medinaceli, el más venerado por los madrileños.
A pesar de las bajas temperaturas, el ánimo no decae entre las mujeres que ocupan los primeros puestos de la fila, aunque algunas llevan casi una semana durmiendo a la intemperie.

Belén, una de las más jóvenes del grupo, ha sido la primera en llegar este año. Lleva desde la madrugada del jueves pasado. Durante todo este tiempo sólo se ha movido de su silla para acudir a su centro de trabajo y atender a sus hijos. Lo que peor lleva de la espera son las noches, porque "se hacen muy largas" y "hay gente que aprovecha para robar" y, aunque ella tiene su coche aparcado justo enfrente de la basílica, prefiere dormir fuera para hacer compañía a sus compañeras.

"Esta vez sólo llevamos aquí una semana, pero otros años que nos plantamos quince días antes, nos da tiempo a ver y padecer de todo: desde gente que nos insulta porque no entiende lo que hacemos, hasta vagabundos que se sientan con nosotras a charlar porque están solos", explica Belén.

"Si alguien trae comida o mantas, lo compartimos con la gente de nuestro grupo, unas 15 personas que venimos todos los años y ya nos conocemos", asegura María Dolores, que a sus "sesenta y tantos años" ya no está como para "hacer la noche", porque tiene que trabajar temprano, pero como no quiere que otras le guarden el sitio, acude todos los días a la calle Jesús a partir de las dos y cuarto de la tarde.

Ocupar los primeros puestos en la cola tiene sus inconvenientes: a la comida, bebidas y mantas hay que sumar los recibos que deben abonar por tener su coche aparcado enfrente de la basílica, en zona azul. "Mis compañeras y yo estamos aquí por devoción, por una promesa que aunque parecía imposible, se nos ha cumplido y nos sentimos en deuda con este Cristo", explica emocionada Belén.

Ella le ha cedido el honor de pisar la basílica de Jesús de Medinaceli antes que nadie a Manoli, toda una veterana que acude fiel a la cita desde el año 1968. Manoli y su grupo están bien organizadas, aunque este año no han repartido número para poner un poco de orden en la cola, como en otras ocasiones, porque se han sentido ofendidas ante las acusaciones de "compraventa" de las primeras posiciones.

"En los medios de comunicación se ha dicho que nosotras estábamos aquí una semana antes por puro interés, para vender nuestros puestos por 50 euros. ¿Tú crees que voy a estar yo pasando calamidades a mi edad durante tanto tiempo por esa cantidad?", pregunta indignada Trini.

Quedan sólo unas horas y, pese a que los nervios y el cansancio se acentúan entre este grupo de incondicionales, predomina el buen humor y la ilusión por cumplir su promesa. "La verdad es que queremos que llegue ya este viernes, pero al mismo tiempo nos da pena despedirnos porque hemos compartido muchas cosas" concluye sonriente María Dolores.
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