La OEA reconoció que el operativo militar colombiano en suelo ecuatoriano constituye una violación a la soberanía del Ecuador. La mayoría de Estados miembros se solidarizó con el reclamo del país que, además, consiguió el nombramiento de la Comisión que irá a los sitios del conflicto en ambos lados de la frontera, y la convocatoria a reunión de cancilleres, es decir, consiguió buena parte de lo que se había propuesto. Colombia evitó una condena explícita. Sin embargo, queda la instancia más alta de la OEA para el próximo 17, con el pronunciamiento de la reunión de consulta de cancilleres.
Al Ecuador le asisten razones de peso para sustentar sus reclamos y para refutar las acusaciones colombianas de una supuesta tolerancia a la presencia en su territorio de las FARC, cuyas acciones delictivas y crímenes de lesa humanidad condenan el Gobierno y el pueblo ecuatoriano.
La exposición de hechos y argumentos, no los denuestos o expresiones hirientes, refuerzan las causas justas.
Se espera que las gestiones diplomáticas ayuden a resolver el conflicto, aseguren que no se repitan hechos como el de la violación a la soberanía, y que se concreten mecanismos eficaces para controlar la seguridad fronteriza.
El Ecuador ha mantenido el principio de no involucrarse en el conflicto interno de Colombia. Siempre ha proclamado el respeto a los principios de no intervención y de solución pacífica de las controversias entre los Estados. Hay que privilegiar el lenguaje de la paz.
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