Zaplana se allana

Algunos periodistas que hacen información en el Congreso -no todos, desde luego; nosotros mismos nos quedamos fuera. No somos de la cuerda zaplanista- se vieron sorprendidos por la súbita convocatoria de Elena, la jefa de prensa de Zaplana: que el jefe os convoca, a unos cuantos, a un desayuno. Luego no fueron los cinco o seos prometidos, sino unos treinta. Otros se quedaron fuera del ‘desayuno’ –a las doce y media de la mañana--. Zaplana dijo allí, teóricamente ‘off the record’, todo lo que usted ya conoce. Lo que usted no conoce es la r5eacción de algunos de los informadores que allí estuvieron: “Este hombre es una bomba de relojería”.

Bomba de relojería para Mariano Rajoy, claro. Ya veremos en qué para don Eduardo, hombre de fino estilete, odiado por medio grupo parlamentario popular y temido por el otro medio, el de sus fieles, al frente de los cuales está el señor Martínez Pujalte, cuya donosura y elegancia verbal conocemos bien.

Bueno, el caso es que don Eduardo se dedicará ahora fundamentalmente a sus negocios privados, además de calentar el escaño en medio del silencio. Es un hombre ya rico, así que no habrá problemas. Y seguirá contando con el apoyo de algunos medios, a los que ha favorecido no poco: algún día se contará cómo y a través de quién ‘El Pocero’ metió una pasta gansa en determinado periódico digital ligado a determinado locutor extremado hacia la derecha. De momento, ahí queda esbozado.

Y ¿será verdad que en sus conversaciones telefónicas con quienes fueron ‘sus’ diputados Don Eduardo tira con bala contra uno de sus posibles sucesores, su acérrimo enemigo Esteban González Pons? Eso sería tanto como favorecer al otro candidato, o sea, Manuel Pizarro, auspiciado por Esperanza Aguirre. Así que ya tenemos a los dos principales ‘barones’ del PP, barón y baronesa, Camps y Aguirre, enfrentados por controlar, control remoto, el grupo parlamentario del PP. Parece que en esta pugna gana González Pons, con mucha mayor experiencia parlamentaria que Pizarro, y, desde luego, con una trayectoria política más larga  un carácter más correoso a la vez que flexible, cualidades necesarias para el cargo.

Veremos, en fin, en qué para todo esto, que ocurre al tiempo que Gallardón, dando una vez más muestras de su carácter, anuncia que se queda en la alcaldía. Y, claro, el ‘número dos’ de Aguirre, Ignacio González, aprovecha para ponerlo a parir. Menudo panorama interno para Rajoy, el seguro triunfador –no habrá otro candidato a la presidencia del partido- del congreso de junio. Pero que se cuide Rajoy de los idua de junio y de la apisonadora Zaplana, que todo lo aplana. ¿Sabrá ya Rajoy a estas alturas quiénes son sus enemigos?