Pese a que las tradiciones se mantienen vivas en las ciudades de Quito y Guayaquil y otras poblaciones ecuatorianas, la celebración ha dado importantes giros y cambios.
A pesar de que por la cotidianidad de la gente el significado y la celebración de la Semana Mayor ha ido cambiando, el párroco de la Iglesia de “La Dolorosa”, Iván Lucero, considera a la Semana Santa como un momento especial en la vida de todos los creyentes. Lucero señala que hoy en día no hay recetas para vivir en estas fechas, porque no se tiene la receptividad que existió hace varios años, no obstante, espera de los cristianos de corazón un compromiso con el amor hacia los otros.
“La Semana Santa, o Semana Mayor es un momento especial que la Iglesia de los primeros años la constituyó por ser un momento privilegiado para recordar, para vivir intensamente la pasión, crucifixión, la muerte y resurrección de Cristo Nuestro Señor”, indicó Lucero.
Explicó que la Semana Santa es importante y especial porque se recopilan en 7 días desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Pascuas los momentos más importantes de Cristo.
Manifestó que la cuaresma significa 40 días de preparación penitencial para la Semana Mayor. Se comienza con el Miércoles de Ceniza y se finaliza con el Domingo de Ramos.
“Y en esos 40 días se entiende que ha habido una preparación interior y exterior para este momento trascendental que es la Semana Mayor o Semana Santa”, subrayó Lucero en “El Poder de la Palabra” en Ecuadorinmediato.com/radio.
Destacó que hay una paradoja muy grande en la vida de Jesús y la de los hombres que se tome en serio el amar a los demás, es decir, que mientras se acerca el ser humano al sufrimiento y a la muerte del otro, eso implica la propia muerte.
“Lo que nosotros queremos hoy en día, yo como párroco pienso, es que tenemos que vivir la Semana Santa desde el amor, un amor pero realmente comprometido con la vida”, dijo.
Lucero considera que hoy en día no hay recetas para vivir en la Semana Santa porque no tiene la receptividad que existió hace varios años, pero si espera de los cristianos de corazón es un compromiso con el amor y con el otro.
“El dolor de los demás de la gente de la Costa que no tiene donde vivir, la gente que ha perdido sus hogares, que ha perdido sus trabajos, que ha perdido todo, nos conlleva, nos obliga a vivir la Semana Santa como la vivió Cristo”, aseveró Lucero.
Para él, Cristo no tuvo una Semana Santa establecida, pero sí vivió llevado por el amor y por el compromiso con el otro, y los acontecimientos se dieron porque Jesús estaba convirtiéndose en una persona peligrosa porque vivía por el amor.
Respecto al ceremonial del Jueves, Viernes Santo y Sábado de Gloria, Lucero explicó que los católicos en general deben participar de las ceremonias que son bastante intensas, así: el Jueves Santo en las sedes episcopales se realizan la Eucaristía que se llama “Misa Crismal”, que es la única que se realiza por la mañana y se celebra la institución del sacerdocio, los oleos para los enfermos, para los catecúmenos.
“Durante el día en la mañana, no hay más Eucaristías que esta en el resto de parroquias simple y llanamente preparamos todo para la noche, en la noche tenemos la eucaristía que llamamos la institución de la Eucaristía, la última cena del señor”, indicó Lucero.
En el Viernes Santo no hay Eucaristía, pero sí hay comunión, es el momento en el que los cristianos hay que considerar la razón del porqué comprometer la vida, pone en riesgo la propia vida.
“Cristo no buscó nunca la muerte, el Señor buscó siempre la vida, entregar la vida a los demás para todos la tengamos, pero esa contradicción, esa como lucha, esa paradoja entre la vida que el Señor ofrece y la muerte que habita en el corazón de muchas personas, en la época del Señor así lo dicen los evangelios, hoy en día creo que sigue siendo una realidad, ese contraste desgraciadamente ocasiona que el Señor que entrega la vida, vaya a la muerte”, dijo.
Explicó que hay una ascensión de los hechos que realiza Jesús al acercamiento del drama humano, a la pasión del hombre y la mujer, Cristo empieza a jugarse la vida.
Destacó que hoy en día en el Viernes Santo ya no se celebra el sermón de las siete palabras, porque ha habido una mayor progresión en la vivencia interior cristiana, que se transforme en la ceremonia de este día que consiste en tres partes: primero, la liturgia de la palabra, la Pasión del Señor según San Juan; segundo, la adoración de la Cruz; tercero, la comunión de las comunidad.
Señaló que también hay una procesión del Vía Crucis que es un acto muy meditado, que va por las 14 estaciones previamente a la ceremonia de la Pasión del Señor.
Con relación al Sábado Santo, Lucero expresó: “el día más importante del año, la resurrección del Señor, es distinta porque celebramos la victoria de Cristo sobre la muerte”, es allí donde se canta el Pregón Pascual que es un canto a la victoria de Jesús.
El Domingo de Pascua es también importante porque el sábado es la vigilia pascual, pero el domingo es la celebración de que el señor ha vencido a la muerte.
“La experiencia profunda del amor del Señor, es me parece a mí una experiencia que apela y que tiene resonancia en cualquier corazón, más allá de que tu de pronto el día jueves, el día viernes vayas o día sábado a los ritos que he manifestado, yo creo que toda persona en la vida cotidiana cada día se juega ante la propuesta de amar o no amar, de ser amado o no ser amado, ante la propuesta de odiar o no odiar, ante la propuesta de entregar vida o entregar muerte y eso es lo que yo manifiesto que es lo más básico”, explicó Lucero.
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