www.diariocritico.com
Inconsistencias

Inconsistencias

martes 25 de marzo de 2008, 03:55h


La revista Vanguardia acaba de publicar los resultados de una encuesta en la que se les pedía a los ciudadanos su opinión sobre ciertos temas y, a la vez, se les preguntaba cuál era, según ellos, la opinión del presidente Correa respecto a esos mismos tópicos.

Según esa encuesta, el 74% de los quiteños y el 84% de los guayaquileños está a favor de que el Ecuador mantenga el dólar como moneda. Sin embargo, más del 40% de los encuestados cree que el presidente Correa no está de acuerdo con la dolarización. En la pregunta sobre el TLC con Estados Unidos pasó algo similar. Si la aceptación del Presidente fuera baja, estos resultados podrían pasar desapercibidos, pero cuando, según la misma revista, el Presidente tiene una buena imagen ante el 73% de los quiteños y el 62% de los guayaquileños, entonces algo no calza.

Los resultados de la encuesta demuestran que el factor determinante en las preferencias políticas de los ecuatorianos no es la manera en que el Presidente (o el candidato) propone conducir la economía del país, aspecto que influye, como ningún otro, en la calidad de vida de las personas.
 
 Al parecer, en la opinión de los ciudadanos más peso tienen factores como la simpatía del Presidente, su don de palabra o su aparente firmeza (que suele confundirse con su capacidad de insultar). Debe ser por eso que en el Ecuador no es raro escuchar frases como ésa de que “yo voy a votar por tal candidato porque él sí tiene los pantalones bien puestos”.

Varias personas que no comparten las ideas económicas del presidente Correa pero, al mismo tiempo, lo apoyan, pueden justificar su actitud en la integridad que el mandatario proyecta a los ojos de muchos. Sí, la integridad de un gobernante no sólo evita que grandes sumas de dinero se esfumen por la corrupción, sino que también puede significar un ejemplo para toda la sociedad.

Lamentablemente, un presidente no es bueno por el solo hecho de proyectar una imagen de honestidad. Un presidente, por más lindo que hable, por muy firme que luzca, o incluso, por más buenas intenciones que tenga, puede terminar haciendo un enorme daño a la población si sus decisiones atentan contra el desarrollo económico del país.

[email protected]
 
 

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios