Buena noticia, a mi entender, que sea Soraya Sáenz de Santamaría la nueva portavoz del grupo Popular en el Congreso de los Diputados, un cargo clave para un partido de oposición. Desde ese puesto, frente a frente con el portavoz socialista, José Antonio Alonso, se tejerá el entramado de pactos ofrecidos por Mariano Rajoy al gobierno socialista. ¿Acabó la era de la confrontación? Así podríamos pensarlo, en principio. O, mejor, así parece desearlo la mayoría de los ciudadanos, que una cosa es el juego gobierno-oposición y otra, algunas de las cosas que ocurrieron en la pasada legislatura.
De momento, Soraya Sáenz de Santamaría parece una figura más templada, integradora y conciliadora que su predecesor, Eduardo Zaplana. Lo mismo hubiera ocurrido de haber sido Esteban González Pons, que sonaba como candidato alternativo, el designado por Rajoy. Pero el valenciano González Pons, que es un valor político en alza, significaba confrontación con el pasado, con Zaplana, y ello le ha costado, probablemente, la portavocía.
Rajoy parece estar rompiendo amarras con algunos que le aconsejaban la línea dura y que no eran precisamente partidarios de Sáenz de Santamaría ni de 'los sorayos', como se llama desde esos medios extremados a los nuevos influyentes en el PP, que vienen a sustituir a lo que podríamos llamar 'la vieja guardia'. Como tantos periodistas que pululan por las Cortes, conozco bastante a Soraya Sáenz de Santamaría, a la que caracterizan la prudencia más que la brillantez, la lealtad más que la iniciativa, el estudio riguroso más que la inspiración. Llegó un día a la sede de Génova respondiendo, como abogada del Estado, a un anuncio laboral. Pronto se hizo imprescindible, porque era la que más trabajaba y una de las personas que menos 'pasilleo' conspiratorio practicaba.
Les toca ahora, presumiblemente, a los 'sorayos' definir por dónde irá la oposición en los próximos años, aunque ya Rajoy, en su discurso de este lunes ante la Junta Directiva Nacional, sugirió por dónde irán los tiros: renovará el PP en el congreso nacional de junio y propondrá acuerdos en grandes temas de Estado al gobierno de Zapatero. Con quien, por cierto, aseguran que se encontrará inmediatamente después de la sesión de investidura, que tendrá lugar la semana próxima y en la que los 'populares' barajan como opción más probable abstenerse en la votación para elegir a Zapatero en su continuidad como jefe del Ejecutivo.
Aunque tarde y a un ritmo algo lento, el Partido Popular ha iniciado su andadura. Con Rajoy al frente -aunque a algunos les pese-, un Rajoy que se ha proclamado con "ganas e ilusión" de llegar a ser el próximo presidente del gobierno. Ocurre, empero, que, hasta 2012, habrán de ponerle mucho empeño a la cosa, tanto él como su círculo de confianza, esos 'sorayos' por los que el presidente del PP ha apostado.
Fernando Jáuregui
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