“Inicio mi acción de Gobierno en esta legislatura con la voluntad de ofrecer, primero, y lograr, después, un clima político sereno caracterizado por la voluntad de diálogo y consenso; se lo debemos a los españoles”. Toda una declaración de intención en el debate de investidura de Rodríguez Zapatero, quien finalizó su discurso igual que como lo empezó: “Me empeñaré en alcanzar un compromiso democrático contra el terrorismo que podamos compartir e impulsar todas las fuerzas políticas con representación parlamentaria y en el que los ciudadanos puedan verse colectivamente reflejados y amparados”.
Fue el eje fundamental de su parlamento: la consecución de una paz política que no se disfrutó en la anterior legislatura. “Mi oferta de consenso se refiere fundamentalmente a ustedes, señorías, que ostentan la representación de 44 millones de españoles. Se dirige a todos ustedes por igual, pero con particular énfasis al principal partido de la oposición que ostenta una representación muy estimable. Y la formulo personalmente a su líder: a usted, señor Rajoy (…) Es muy deseable que la oposición contribuya en los asuntos de Estado al logro de los grandes afanes colectivos de los españoles. Confío que así sea, señor Rajoy, y para eso cuente conmigo”.
En ese sentido, Zapatero ofreció hasta siete pactos concretos a las fuerzas políticas y a los agentes sociales en política antiterrorista, política económicas y social, contra la violencia de género, políticas migratorias, reforma de la Justicia -empezando por la renovación del Poder Judicial-, en políticas medioambientales y hasta en un acuerdo para la reforma del sistema financiación económica.
A partir de este discurso, todas las miradas se dirigieron a Rajoy.
Lucha contra ETA

Una declaración de principios porque Zapatero ha dado un giro radical con respecto a la anterior legislatura: “ETA está más débil que nunca, por mucho que aún tenga capacidad de matar”. Así que “estamos más cerca del final de ETA, pero no lo hemos logrado todavía”.
Un inciso para justificar actuaciones anteriores: “La organización terrorista ha decidido continuar su brutal historia. Ha desaprovechado las oportunidades que la democracia, sin renunciar ni a uno solo de sus principios ni a una sola de sus reglas, les ha ofrecido en la legislatura que acaba. Con ello, hacen aún más negro su destino”. Todo ello para establecer sin duda que “ETA sólo tiene un destino: poner fin a su barbarie criminal definitiva e incondicionalmente”.
Para hacer frente a la violencia terrorista, Zapatero reclamó una estrategia antiterrorista “compartida por todos los grupos de la Cámara: quiero que sea de todos los grupos”. Toda una declaración de intenciones: no habrá más pactos a dos con el Partido Popular.
Búsqueda de acuerdos
Rodríguez Zapatero inició su discurso de investidura en la Cámara Baja afirmando que “acudo a solicitar su confianza no sólo para formar un gobierno y presidirlo, sino para impulsar una clara idea de España: un país próspero y a la vez decente; un país eficiente; un país unido y diverso; un país comprometido con la causa de la paz y en la lucha contra el cambio climático y de la pobreza”.
En esa línea, continuó con un “pido su confianza” lograr una “administración eficiente”, para reducir los accidentes laborales, para general más y mejor empleo, para alcanzar la definitiva igualdad entre hombres y mujeres; en definitiva, para una España más moderna y mejor. Pero, sobre todo, “pido su confianza para alcanzar mediante la unidad la victoria de la democracia frente al terrorismo”. Ya desde el inicio se vio patente la mano que quería tender a todos los grupos, especialmente al PP de Rajoy, que le escucha serio.
Política económica
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Para eso, dijo que se guiará por tres “principios esenciales”: política fiscal y presupuestaria “cauta y prudente”; política económica que refuerce la competitividad y reduzca nuestro diferencial de inflación, y “diálogo permanente con los agentes económicos que involucre a todos quienes tenemos responsabilidades en el devenir económico de nuestro país”.
En este marco, anunció que pondrá en marcha de forma inmediata las grandes promesas electorales, tales como la deducción de 400 euros del IRPF para pensionistas, asalariados y autónomos; adelanto en las devoluciones del IVA a las empresas, y medidas para el sector de la construcción como reducción de la carga fiscal a la rehabilitación de vivienda, licitación de obra pública, promoción de rehabilitación de edificios, aval público a la adquisición de VPO, plan especial de recolocación de parados del sector de la construcción y ampliación del plazo de la hipoteca.
En otros sectores, prometió nuevo impulso para I+D+i, elevación de las inversiones en infraestructuras, reducción en un 30 % de las cargas administrativas para las empresas… Es definitiva, que “nos proponemos establecer un Gran Acuerdo Económico y Social que abarque el mercado de trabajo, pero que incluya también a los asuntos que influyen en la competitividad de nuestro tejido productivo”.
Política social

En este punto prometió la elevación del salario mínimo a los 800 euros, el aumento de pensiones de jubilación con cónyuge hasta 850 euros al mes y hasta los 700 euros las de viudedad para mayores de 65 años. Y más aumento, claro, para las políticas de dependencia.
Políticas de igualdad

A ese respecto, anuncio que “cualquier cobarde que levante la mano a una mujer debe saber que no tiene enfrente a un ser desprotegido, sino a 44 millones de personas dispuestas a plantarle cara”. Pero, como el Gobierno “no puede abordar este problema solo”, convocará una Conferencia de Presidentes autonómicos para abordar el problema en toda su dimensión.
Inmigración
El espinoso asuntos de los inmigrantes –sobre todo, dado el elevado número de ilegales que parece haber- fue abordado por Zapatero en un bloque específico, pero dentro de la tesis de que “la inmigración regulada y ordenada es una oportunidad”. Ahora bien, dado que “los análisis de los expertos coinciden en que la inmigración se ha convertido en España en un fenómenos estructural y no coyuntural”, “buscaremos también en esto el acuerdo”.
Anunció, por tanto, que se seguirán mejorando los controles de entrada y las expulsiones y repatriaciones y que se combatirán las redes de tráfico de personas. Pero también que promoverán fórmulas para que los inmigrantes que pierdan su trabajo en los próximos meses vuelvan a su país “para desarrollar allí definitivamente su vida”.
Administración pública “eficiente”: reforma de la Justicia
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Aviso importante, porque “le corresponde eso [su papel independiente al CGPJ] y no convertirse en escenario de una confrontación partidista”. Así que intentará evitar que se produzcan nuevamente situaciones de bloqueo institucional como la que hemos vivido: “Aseguraremos el cese efectivo del Consejo cuando concluya su mandato”.
Entre otras medidas, prometió desarrollar los Consejos de Justicia en las Comunidades Autónomas, reformar la Ley Orgánica del Poder Judicial y de las leyes procesales, modificar la Ley de Planta y Demarcación, fortalecer los Tribunales Superiores de Justicia… “No caben fallos judiciales clamorosos, procedimientos que se eternizan ni un gobierno de la justicia que desatienda el derecho de los ciudadanos para ocuparse de asuntos corporativos o de controversias partidistas”.
En el capítulo de la seguridad, prometió llegar a los 140.000 efectivos estables las fuerzas de Policía y de Guardia Civil. Y en ese punto prometió una Estrategia Nacional de Seguridad.
El modelo europeísta

Anuncio la puesta en marcha de un nuevo Plan África 2008-2012 y dejar en ese último año al 0,7 por ciento del PIB a la ayuda oficial para el desarrollo.
En otro orden de cosas, anunció la aprobación de un Estatuto del personal investigador público, la extensión hasta 2012 de la vigencia del Plan Avanza, llegar a ser en 2010 el primer país del mundo en kilómetros de tren de alta velocidad, presentación de un proyecto de Ley sobre Eficiencia y Energías Renovables.