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Carme Chacón

domingo 13 de abril de 2008, 13:04h
El presidente del Gobierno es indudablemente un hombre audaz y con suerte. La impresión que ZP da a menudo no es la de una persona muy segura, pero a la hora de la verdad las cosas suelen salirle bien. Y cuando le salen mal, tampoco pasa nada. O al menos no le pasa nada a él, de ahí que siga gobernando y ahora con más comodidad. Su última audacia es nombrar ministra de Defensa a Carme Chacón, una de las contadas personas que le llaman Jose –sin acento- al presidente.

La audacia no está realmente en que sea mujer –no es la primera ni será última en el mundo-, sino en su rasgo político para ser ministra de Defensa, materia a la que nunca ha estado próxima. Su perfil es el de una mujer conocedora del federalismo y las políticas sociales, básicamente la educación y la cultura, sin apenas experiencia de gestión, a pesar de haber sido concejal en su pueblo de Esplugues de Llobregat, donde nació en 1971.

Pocas dudas puede haber de que es una mujer inteligente y ambiciosa, fan del zapaterismo desde que desembarcó en Madrid en el 2000. Su padre es de Almería y su madre es catalana, lo que también casa con que ella sea en Cataluña una defensora del PSOE y en Madrid luche contra el centralismo, en defensa del PSC y, sobre todo, de su jefe y mentor político, José Montilla, a quien tanto le debe. Su familia materna sufrió cárcel y exilio, lo cual avivó su compromiso político de izquierda. Es más, su abuelo, temiendo el golpe de Estado del 23-F, quiso llevárselos a todos a Francia. Si un catalán fino, Narcís Serra, logró poner el Ejército al servicio de la democracia, no habría que descartar que una paisana suya de la periferia barcelonesa coloque las Fuerzas Armadas en la vanguardia social.
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