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Para que no me pegue

sábado 19 de abril de 2008, 12:05h
Ese podría ser el título del nuevo libro del forense Miguel Lorente Acosta, nombrado por el Consejo de Ministros Delegado del Gobierno contra la Violencia de Genero. Brillante nombramiento donde los haya; sus cuarenta y cinco años compensarán la bisoñez de la ministra Bibiana Aído que ha demostrado muy buen juicio a la hora de elegirlo. La violencia machista es una lacra social y una vergüenza que nos compete a todos, hombres y mujeres. Es muy positivo que sea un hombre el que intente cortar esta sangría de asesinatos que no forman parte del ámbito doméstico o familiar si no de la sociedad en su conjunto. Las muertas son nuestras. Nos definen a todos.

Lorente Acosta tiene, además, una amplísima experiencia en este campo. Lleva veinte años dedicado a combatir la violencia contra las mujeres desde que un día, en su consulta, una golpeada le dijo que su marido le pegaba lo normal. A partir de ese momento tuvo claro a que se iba a dedicar y convirtió la frase en el titulo de un libro con testimonios de mujeres maltratadas.

Más de setenta mujeres asesinadas el año pasado y veinte en lo que va de año a la hora de escribir esta columna, exigen un experto al frente de la materia. Además de mayor dotación económica, más policías para proteger a las mujeres amenazadas, mayor control de los agresores incluyendo el uso de aparatos electrónicos, más vigilancia de las ordenes de alejamiento...más, más, más.

Lo que sobra son comentarios machistas, chistes, frases fáciles, risas tolerantes, minimizar el maltrato. Falta sensibilidad para proteger a las víctimas, falta coraje para denunciar a ese vecino del quinto del que sabemos que, de vez en cuando, se le va la mano y como no hay que meterse en casa ajena... ¿Ni siquiera para salvar una vida?

Miguel Lorente ha trabajado durante dos años en el Centro de Investigación y Formación Forense del FBI y es colaborador internacional de esta organización policial, por lo que también maneja el aspecto policial de la lucha contra el maltrato. No hay que olvidar que estamos hablando de delincuentes.

El maltratador no es sólo un celoso, no es sólo un hombre enamorado que no puede contener sus sentimientos de posesión, no es solo un varón inseguro que se siente superado por los éxitos profesionales de su compañera, es probablemente todo eso y, sobre todo,  un delincuente que daña, hiere, e incluso asesina a otro ser humano que no es su posesión personal. Ese es uno de los valores que la asignatura de Educación para la Ciudadanía tiene que enseñar a las nuevas generaciones para borrar esta lacra.
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