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Ir al podólogo mejora la calidad de vida de los mayores

sábado 19 de abril de 2008, 12:18h
Los mayores acuden cada vez más al podólogo conscientes de que los habituales problemas de sus pies, como callos, uñas encarnadas u hongos pueden reducir su autonomía personal, hasta impedirles caminar, y porque los resultados se perciben de inmediato.
Remedios García tiene setenta y siete años y hace unos meses descubrió que tenía una uña encarnada en su pie derecho que le molestaba al caminar, pero no consultó al podólogo hasta dos meses después cuando la uña se puso de color negro y el dolor aumentó.

Según su testimonio, el tratamiento le alivió inmediatamente y por ello, asegura que volverá al podólogo cuando perciba cualquier otro problema en los pies.

No obstante, no es muy partidaria de acudir al podólogo una vez cada seis meses, tal y como recomienda el Colegio de Podólogos de Madrid, que considera que "cuando uno va cumpliendo años se producen problemas a nivel circulatorio, de la sensibilidad o de diabetes tipo dos y todas esas cosas tienen reflejo en esa zona".

Según los expertos en tratamientos podológicos, las mujeres mayores, como Remedios García, son las que más acuden al especialista, conscientes de que el servicio mejora su salud y porque sus pies han sufrido a lo largo de los años mucho desgaste por el uso de tacón o zapatos de moda de baja calidad.

La podóloga y vocal de las relaciones institucionales del Colegio de Podólogos de Madrid, Concepción Asenjo, explica que los problemas podológicos más comunes en las personas de la tercera edad son los callos, las durezas motivadas por el roce del zapato o por alguna desviación, y las uñas encarnadas.

También son habituales las verrugas plantares, los hongos, o problemas derivados de la cirugía menor. En todos estos casos, los mayores pueden necesitar de un estudio biomecánicos de la marcha o simplemente, plantillas, con un diseño específico que les reconforte al caminar.

"Cuando vamos cumpliendo años el tejido subcutáneo que va bajo el pie se va ablandando y prácticamente se apoya el hueso en el suelo; entonces, aparecen los callos, que con una plantilla se pueden mejorar", asegura la podóloga que anima a todos a visitar al podólogo porque "los resultados son inmediatos y no duelen".

Una de las causas principales que alejan al mayor del podólogo es el precio de la consulta, unos veinte euros en función de la complejidad del caso.

Por ello, destacan iniciativas como la del Ayuntamiento de Madrid que ha renovado el convenio con el Colegio de Podólogos madrileño para que sesenta y ocho centros municipales de mayores ofrezcan las consultas a ocho euros y medio.

Los profesionales de los pies recomiendan a todos, y especialmente a los mayores, visitar al podólogo con frecuencia porque los beneficios de los tratamientos mejorarán su movilidad y su calidad de vida.

A nivel general, aseguran que un buen lavado, secado e hidratación mejoran la salud de los pies y recomiendan no escatimar en la calidad del zapato, porque es fundamental para que el pie transpire.
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