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Hillary Clinton gana en Pensilvania, todo sigue igual

miércoles 23 de abril de 2008, 04:49h

Hillary Clinton venció este martes en las primarias demócratas de Pensilvania por diez puntos a su rival Barack Obama, lo que le da a la senadora por Nueva York un impulso para seguir en la carrera por la nominación del partido, aunque la victoria no representa una gran diferencia númerica entre ambos candidatos.

Con el 93% de los votos escrutados, Hillary obtuvo el 55% de la preferencia del electorado, dejando a Obama con el 45%.  

Hasta el momento, Barack Obama tiene un total de 1.648 delegados mientras Hillary sólo tiene 1.504. Este recuento incluye los "superdelegados", es decir, los líderes del partido que pueden votar a quien quieran en virtud de su cargo.

Son 158 delegados los que están en juego en Pensilvania, el último de los grandes estados del país en realizar primarias, aunque los resultados de la noche de este martes no son especialmente significativos dado que los demócratas reparten los delegados proporcionalmente.

Con su victoria Hillary se llevará la mayoría de esos delegados, pero no mermará la ventaja de Obama en la batalla por la nominación demócrata.

Este triunfo, sin embargo, le da a Clinton un excelente récord en estados grandes de la nación, en momentos en que trata de persuadir a los superdelegados de que ignoren la ventaja que tiene Obama en el voto popular y en los delegados electos. Previamente, Clinton ganó las primarias en Texas, California, Ohio y Nueva York, mientras que Obama ganó en Illinois.

Al mismo tiempo, incluso algunos de los asesores de Clinton admitieron que ella tiene terreno por recorrer aún, pues debe ganar en Indiana en dos semanas, especialmente porque Obama es favorito en Carolina del Norte ese mismo día.

Clinton mostró confianza para el final de la campaña en Pensilvania, programando un acto en Filadelfia para la noche del martes. Obama, en tanto, indicó por adelantado que esperaba perder, y optó por volar a Indiana incluso antes del cierre de las urnas.

Si bien partía como la favorita, Clinton ganó Pensilvania pese a haber gastado mucho menos dinero que su rival en una campaña de seis semanas que permitió a ambos un intenso cortejo de votantes.

Obama reportó haberse gastado 11,2 millones de dólares en anuncios televisivos, mientras que Clinton gastó 4,8.

De hecho, en el discurso que dirigió a sus seguidores la noche del martes, Clinton hizo alusión a la diferencia de dinero gastado por ambos candidatos en Pensilvania.

"Hemos competido con un candidato que nos sobrepasó 3 a 1 en gastos", dijo Clinton, quien inmediatamente pidió a sus seguidores entrar en su página de internet y hacer una contribución. "El futuro de esta campaña está en sus manos", dijo.

La campaña de Hillary Clinton enfrenta dificultades económicas, y a principios de este mes se dio a conocer que ha tenido que dejar pendiente el pago de cuentas en negocios pequeños de varios estados, para poder contar con liquidez para pagar las cuentas millonarias de los anuncios publicitarios en televisión.

Las expectativas de triunfo de Clinton en Pensilvania estaban ligadas a sus lazos familiares con este estado, que acoge la casa donde se crió su padre y donde pasó algunos veranos en su infancia.

A ello se une la simpatía que su candidatura despierta en este estado, donde predomina su votante tipo, como es el de raza blanca, de clase trabajadora o jubilado. De hecho, Pensilvania cuenta con la mayor proporción de jubilados de EEUU después de Florida.

No obstante, el senador de Illinois logró recortar la gran diferencia de 20 puntos con la que partía Hillary Clinton, pese a que durante estas seis semanas saltaron los dos mayores escándalos en los que se ha visto involucrado el senador.

De hecho, en las seis semanas previas a las primarias surgieron las revelaciones sobre la vinculación de Obama con el reverendo Jeremiah Wright, conocido por sus sermones incendiarios y elitistas, y a quien consideraba su director espiritual.

La segunda polémica fueron las declaraciones que hizo el senador hacia la "amargura" de la clase trabajadora de Pensilvania, que levantó muchas quejas, además de duras criticas por parte de Clinton.

Lejos de verse afectado, Obama pudo capear el temporal y siguió arañando votos a la senadora, hasta lograr acortar la distancia a casi la mitad de la que mantenía a mediados de marzo.

 

 

 

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