Primero de Mayo

En plena “revolución ciudadana” conmemoramos el Primero de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores. Volverán a salir a las calles los sindicatos y sus afiliados, esta vez a protestar en contra de quienes quieren eliminar los convenios colectivos del sector público y de un plumazo demoler los derechos adquiridos luego de decenios. Previsiblemente no será una celebración, sino una jornada de lucha.

A diferencia de otros años, los reclamos son a un gobierno en el que los sindicatos, y en particular su dirigencia histórica, veían ilusionados a un “camarada”. Al que acompañaron en sucesivos procesos electorales, y cuya retórica propagandística y discurso político parecían a aludir a una férrea defensa de sus intereses. Un régimen al que, además, prestaron apoyo en contra de sus adversarios.

Ahora no reclamarán mejores salarios o una seguridad social más eficiente y abarcadora.

Los tercerizados van a las calles empujados por la incertidumbre sobre su futuro. Los que laboran en el aparato estatal, lo hacen ante el naufragio de sus privilegios. Todos temiendo un violento ajuste de cinturones en la economía familiar, y una posible pérdida de influencia política, si es que su causa no llega a triunfar.

¿Quién les iba a decir, hace un año, que el régimen aliancista y su líder  dejarían de ser sus aliados de manera tan abrupta y radical? Los hechos hablan ahora a los sindicatos y a los trabajadores que éstos representan, de la necesidad de emprender otra vez, como antaño, la lucha por sus derechos. Ahora se dan cuenta de que la “revolución ciudadana” no es de todos.