María Cristina nos quiere gobernar...

Doña Cristina Fernández de Kirchner siente escasa simpatía por lo español, en general, y por las empresas españolas en Argentina, en particular. El suplemento de negocios del influyente diario madrileño El País, donde se inserta una encuesta en la que se dice que un 71,6 por ciento de los empresarios españoles no piensan invertir en Latinoamérica, denuncia las presiones del gobierno argentino a las empresas españolas “para controlar sectores clave de la economía”.

“En su discurso nacionalista, los Kirchner mantienen que es necesario revertir ese proceso (la política económica de Menem) devolviendo a manos argentinas sectores estratégicos que…fueron ‘prácticamente regalados’ a los extranjeros”, dice el periódico de Prisa. Recuerda el diario que la venta del 25 por ciento de YPF por parte de Repsol a Enrique Eskenazi, un banquero sin experiencia previa en el  sector, pero del círculo de confianza de Kirchner, marcó la estrategia del gobierno argentino para controlar el proceso sin recurrir a las nacionalizaciones y reduciendo al mínimo el coste para las arcas argentinas.

Con el éxito de Repsol bajo el brazo, Cristina Fernández ha tratado de repetir estrategia con Aerolíneas Argentinas. Pero ahí el secretario de Transportes argentino, Ricardo Jaime, se las ha tenido que ver con los dueños de Aerolíneas, Gerardo Díaz Ferrán y Gonzalo Pascual; el primero es el aún flamante presidente de la patronal española, CEOE, que actúa con el apoyo del gobierno español, en cuyo seno -lo han dicho con tacto el ministro Moratinos, recién regresado de Buenos Aires, y el embajador Rafael Estrella —hay ‘malestar’ ante la actitud de la presidenta, que no se recató, en una reciente visita a Madrid, a la hora de criticar a los empresarios españoles en la propia sede de la CEOE. Antes, su marido, Néstor, cuando era presidente, hizo exactamente lo mismo.

Medios empresariales españoles establecidos en Argentina han denunciado la ‘cierta’ inseguridad jurídica que se vive bajo el mandato de los Kirchner, que ahora han dirigido sus miradas a Telefónica, a la que exigen que se deshaga de un canal de televisión. Tal vez para evitar ataques posteriores en caso de ‘intervención’ en la compañía que preside César Alierta.