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Raúl, Guti y Casillas fueron los pilares sobre los que se cimentó el título

El Real Madrid conquista en Pamplona su Liga '31'

lunes 05 de mayo de 2008, 00:58h
Con sangre (la de la mano de Heinze, que le tiño el inmaculado blanco de su uniforme); lágrimas (las de Sneijder, que ocultó bajo su chaqueta en el banquillo cuando el partido estaba casi perdido); y mucho sudor (el del 7, el del sempiterno Raúl). Con estos ingredientes ha conquistado el Real Madrid la trigésimo primera Liga de su historia.


Una Liga en la que el 'estilo Schuster' se ha parecido sospechosa, y sobre todo peligrosamente, al pretendidamente olvidado 'estilo Capello', y que por el contrario tuvo un final tan similar que difícilmente puede el aficionado madridista no caer en un inquietante deja vú.

Porque este campeonato lo volvió a decidir un gol in extremis del prometedor Gonzalo Higuaín. Porque el club sólo dio la talla en el campeonato local, sin posibilidad de competir con garantías de éxito en su adorada Champions League y ni si quiera en la inalcanzable -parece mentira para un conjunto de su calibre- Copa del Rey. Y porque de nuevo sólo Guti (Selección), Raúl (Selección) y Casillas estuvieron a la altura del escudo que visten en todos y cada uno de los partidos.

Ese eje español, el del madridismo mamado desde la cuna, fue el que inscribió en la historia el club el campeonato número 31, y el que sustentó en los momentos difíciles las ilusiones de una afición descreída ya de galácticos o fenómenos y necesitada de casta y fe. Las mismas cualidades con las que el equipo avasalló a Osasuna en dos minutos de pura demostración de orgullo blanco: con uno menos, con Heinze sangrando ostensiblemente, con el capitán empujando desde el banquillo -lleva en las venas la capacidad de mando para ser entrenador- y con un Reyno de Navarra convertido en una pesadilla.

Robben y Higuaín, el hombre de cristal y el cazador de oportunidades, se contagiaron de la historia que avala a un club centenario y materializaron los deseos de todo el vestuario. Así se certificó que la única y mejor impronta que dejó Fabio Capello en este equipo fue la 'cofradía del clavo ardiendo', la conquista a la italiana, el 'semper fidelis' al compromiso con la victoria.

La Liga 07-08 ha sido la del trabajo raulista a destajo, la del equipo sin individualidades y la de los errores no aprovechados. ¿Ha sido mejor el Real Madrid o peores sus rivales? Lo cierto es que la única justicia que conoce el fútbol es la del resultado, que es el que da la razón a los de Concha Espina. Bien lo saben el 'pupas' Atlético, que se deja la vida en los campos cada año, y el apaleado Getafe, que aún puede caer al infierno de la Segunda División tras tutear a media Liga y meter miedo a la otra mitad de Europa.

Cómo equiparse a la Premier League
El resultado, decimos, es lo único que vale, pero mucho han de reflexionar Ramón Calderón y Pedja Mijatovic para que este Madrid recupere la condición de dominador continental que va aparejada a su nombre. La Premier League provoca cada vez más envidias por emoción, entrega y, sobre todo, por la espectacular condición física de sus jugadores. Ese fútbol puro, en estado primigenio, debe regresar no sólo a la casa blanca, sino a toda la liga española antes de que esta muera en un proceso de inevitable entropía.

La trigésimo primera Liga del Real Madrid es un buen punto de partida. La dirección deportiva blanca ha comenzado a darse cuenta que el corazón y las ganas conquistan más partidos y corazones que los talones bancarios extendidos al portador. Ahí están los mecionados Raúl, Casillas, Guti y los neófitos Sergio Ramos -un veterano de 22 años-, Gago e Higuaín. Madridismo y juventud hambrienta.

¿Cómo continuar este rejuvenecimiento espiritual? Por el momento, Granero y De la Red o Javi García piden paso. Que sean el relevo generacional depende de un Bernd Schuster que en su segundo año al frente, el próximo, deberá conjugar los 'bemoles' con la calidad, porque el coliseo de la Castellana así lo exige.

Los que se van y los que se quedan
En vista de la actual plantilla, los canteranos que regresen y apenas unos retoques deberían servir para reunir un conjunto competitivo a nivel internacional. Algunos como Michel Salgado, Diarra y Dudek no vestirán la zamarra blanca la próxima temporada. Otros como Saviola o Baptista, tan válidos pero a los que les ha faltado el plus que demanda la camiseta, saldrán si se puede hacer caja con ellos. Una lástima necesaria en el mejor club del mundo.

Drenthe, Balboa o Soldado (el goleador extraviado) podrán hacerse mayores fuera del Bernabéu. Sus sustitutos, bien escogidos y sin despilfarro, darán empaque a los imprescindibles Íker y Van Nistelrooy; los justificados 30 millones de Pepe (central para mucho tiempo); el irregular Robinho; los veteranos Heinze y Cannavaro; los incisivos Robben y Sneijder y el inédito Metzelder.

Poco les quedará por demostrar a Raúl y Guti, que por sus cuitas con Luis Aragonés probablemente se pierdan la Eurocopa. En el caso del seleccionador, ni los aplastantes datos -17 goles del capitán, segundo goleador español tras Güiza y Torres, y máximo asistente el rubio mediapunta- parecen suficientes para obrar una rectificación que, a tiempo, sería un acierto.

Por el momento, debates y decisiones quedan aparcados mientras el Real Madrid y todos los 'realmadridistas' del mundo cubren a la Diosa Cibeles de banderas y halagos a partes iguales. Bernd Schuster, el alemán hosco, el germano sobrado y desafiante, aseguró saber "lo que el Bernabéu quiere". Con tiempo para trabajarlo y un título como crédito, dejémosle que lo demuestre.
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