OPINIÓN/Víctor Gijón
miércoles 07 de mayo de 2008, 08:28h
Dos no riñen si uno no quiere. Vaya por delante que creo en el diálogo pero no a cualquier precio. El consenso no es un fin en si mismo sino un medio. Dicho lo cual, y partiendo de la base de que considero absolutamente necesario que Ayuntamiento de Santander y Gobierno de Cantabria se entiendan, aclaremos algunos hechos.
El alcalde de Santander, Iñigo de la Serna, utiliza artillería pesada para exigir insistentemente negociar con el Gobierno regional, denuncia la falta de capacidad de diálogo del Ejecutivo y critica la falta de respeto que le tienen otras administraciones públicas. Y, aún así, es de los que se le llena la boca de la palabra consenso.
Pues bien el diálogo que pide al Gobierno, por ejemplo en el asunto de la Carta de Capitalidad, no es algo que De la Serna practique en casa. La oposición socialista y regionaliza critica, y con razón, que son los últimos en enterarse de que es lo que pretende el equipo de Gobierno del PP. La información llega primero a los medios de comunicación que a los integrantes del la Corporación Municipal.
En cuanto a las denuncias sobre falta de voluntad de diálogo del Ejecutivo, uno los de argumentos preferidos de De la Serna, responde más al intento político de enredar en las relaciones entre los socios del Ejecutivo regional que a sucedidos reales. De la Serna se jacta de las buenas relaciones con las consejerías del PRC, pero los asuntos pendientes, como la licencia para el Moneo, siguen paralizados a pesar de las buenas palabras.
De la Serna calla, porque no le interesa, que si hay algo concreto, y muy concreto, si hablamos de cooperación inter administraciones, la ayuda más importante, tanto cualitativa como cuantitativamente, que ha recibido el Consistorio santanderino, proviene de la consejería de Medio Ambiente, del área socialista, con la que se ha pagado la mitad del Parque de la Vaguada de las Llamas.
En cuando a las peticiones de consenso con otras administraciones públicas, ya sea el Estado o la Autoridad Portuaria, lo menos que se debe pedir al alcalde es coherencia. De la Serna ha puesto todas las dificultades del mundo para que Defensa siga adelante, junto con el ejecutivo cántabro, en el proyecto de La Remonta. De la Serna está retrasando los planes para la reordenación ferroviaria en Castilla-Hermida. De la Serna pide ocho millones de euros cuando le ofrecen seis en la S-20. Y cuando le regalan un proyecto, el aparcamiento en el falso túnel de la Marga, del que puede obtener beneficios importante para la ciudad, se arruga.
En cuanto a la batalla sin descanso de De la Serna contra el Puerto, intentado enfrentar a los vecinos con la Autoridad Portuaria, exige que se lo haga mirar, porque a lo mejor sólo es un problema de celos entre ingenieros. Quizás en ese caso sería necesaria la intervención de un mediador que no fuera de la profesión (de Caminos, Canales y Puertos). Por ejemplo, un poeta. ¿Qué tal Jesús Cabezón?
Si (
No(
