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Las nuevas 'inquilinas' del Manzanares

viernes 09 de mayo de 2008, 17:40h
Ayudar a conservar el Manzanares es una excelente forma de educar en el respeto al medio ambiente. Seis menores infractores madrileños participaron en una jornada de repoblación de truchas en la cuenca alta del río.
De la piscifactoría al tanque del camión, después a cubos de agua y de ahí al Manzanares... Pasando por las manos de seis menores infractores. Ese fue el recorrido de las nuevas 'inquilinas' del Manzanares, unas decenas de truchas arco iris —especie caracterizada por sus bellos colores en el bajo vientre— seleccionadas después de una serie de pesajes y mediciones que garanticen su perfecto estado de revista para 'mudarse' al río.

Ellas fueron el instrumento de la reeducación de un grupo de chavales madrileños sujetos a medidas judiciales en medio abierto. Todos ellos acuden al Centro de Día Fuencarral, gestionado por la Fundación Diagrama, para realizar bien prestaciones en beneficio de la comunidad, bien reparaciones extrajudiciales. El centro posee una serie de recursos para facilitar la ejecución de estas medidas, algunas de las cuales, como la repoblación de truchas en el Manzanares, tienen lugar fuera del centro.

La Asociación de Pescadores del Alto Manzanares (APAM), que colabora con el centro para posibilitar la ejecución de las medidas impuestas a los menores infractores, es la encargada de desbrozar ramas de la orilla del río, evitar la pesca furtiva, cuidar el ecosistema limpiando los residuos del entorno del embalse de Santillana y repoblar sus aguas con truchas en distintas épocas del año.

Los menores del Centro de Día Fuencarral colaboran con todas estas tareas, aunque es en la última, la repoblación, donde se implican de forma más significativa. De esta forma no solo se garantiza el equilibrio ecológico de la zona, sino que además los menores cumplen la medida judicial interiorizando un valor educativo fundamental, como es el respeto al medio ambiente.

Así, durante cinco horas en el caso de los mayores de 16 años y cuatro en el de quienes no alcanzan esa edad, los seis chavales atendieron a las explicaciones de los guardas y aprendieron a coger las truchas con la mano para sacarlas del tanque, depositarlas en los cubos de agua y lanzarlas después al río. La actividad se llevó a cabo en diferentes puntos de la cuenca del Manzanares, siempre bajo la supervisión de los educadores encargados de hacer cumplir las sentencias de los menores. De esta forma lúdica, los menores se implicaron en una labor social y aprendieron a desarrollar un trabajo altruista y útil para todos.
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