De momento no se han dado a conocer más detalles de los enfrentamientos en esta ciudad del norte del país, mientras en la capital, Beirut, los soldados libaneses patrullan regularmente las calles después de que Hezbolá retirara a sus combatientes de las zonas que habían ocupado en enfrentamientos y tiroteos con los partidarios del Gobierno, apoyado por Estados Unidos.
Hezbolá, un grupo político que cuenta con el respaldo de Irán y Siria, aseguró ayer que está acabando con su presencia armada en la capital después de que el Ejército --considerado neutral-- rechazara adoptar algunas de las medidas gubernamentales impuestas contra el grupo.
En la peor ola de violencia interna en Líbano desde la guerra civil, que duró de 1975 a 1990, Hezbolá había tomado el control de parte de la capital tras imponerse a los luchadores fieles a la coalición gobernante y anti Damasco.
Los cuatro días de enfrentamientos, en los que murieron 37 personas, comenzó cuando el Gobierno aseguró que iba a emprender acciones contra la infraestructura de comunicaciones de la rama militar de Hezbolá.
Cientos de soldados, apoyados por vehículos de guerra bloquearon las carreteras y tomaron posiciones en las calles en la zona musulmana de la capital. Los soldados mantuvieron las barricadas y mantuvieron cerrados varios puertos aéreos y marinos en Beirut.