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Tita Hillary

Tita Hillary

lunes 22 de enero de 2007, 12:03h

Ha sido la comidilla, el objeto de muchísimos comentarios, durante todo este finde pasado: Hillary Rodham Clinton, senadora por Nueva York, se postula como candidata de su partido a la presidencia de los EEUU. La buena señora está lanzada y dispuesta a ser la primera mujer que llega al Despacho Oval, al lado bueno de la mesa.

Sí, amadísimos, globalizados, megaletileonorizados e hillaryzados niños y niñas que me leéis, la cosa promete, porque Hillary, mujer blanca, compite por la nominación con Barack Obama, hombre de color (de color negro, claro) senador por Illinois. Por eso, la progresía europea se encuentra hecha un mar de dudas. ¿Hay que apoyar a una mujer? ¿Habrá que apoyar a un afroamericano? ¿Cuál es lo correcto?

Comparemos pues, pequeñines/as míos/as, las posibilidades de ambos candidatos. Y empecemos por la dama. De entrada, es abogada y, además, conoce la Casa Blanca por dentro. Encima, cae bien a las feministas norteamericanas y los gays la adoran. Por si fuera poco, Hillary se mueve siempre dentro de lo políticamente correcto. Ciertamente, los manejos debajo de la mesa de Mónica Lewinsky, cuando su marido William Jefferson Clinton era el presidente, hicieron que la buenaza de tita Hillary cogiera un cabreo monumental. Y no era para menos, porque a nadie, ni siquiera a una abogada de prestigio, le gusta que le coronen la frente con excrecencias astadas, precisamente. Pero supo capear el temporal. De hecho, esta experiencia previa hace que Hillary huya como de la peste de la contratación de becarios y de becarias. Ya se sabe la lección y, llegado el caso, sabrá estar a la altura de las circunstancias, no permitiéndose veleidades bajo la mesa del Despacho Oval.

Aparte de eso, como dice Tato Ganduxer, que últimamente está sembrado, con Hillary se puede instituir la figura de la Tieta Universal. Y no sucede, por supuesto, lo mismo con Barack Osama, afroamericano, al que no le pega nada la figura de Tío Universal. Es un tipo duro, muy apreciado por la negritud norteamericana. Tiene buena pinta (tío Mauricio, desviado primo hermano de papá, dice que Obama es todo un tipazo), es un personaje culto (no el perfecto patán rico de George W. Bush) y puede ser, también, el candidato de la progresía estadounidense. También juega a su favor, llegada la ocasión, que muchos demócratas, ante la tesitura de tener que escoger como candidata a la presidencia a una mujer, prefieran que sea un hombre, aunque se trate de un afroamericano.

Puestas así las cosas, amadísimos/as de mi paternal corazón, quizá, a lo mejor, id vosotros a sap, convendría que Hillary y Obama formasen equipo. Se podrían echar a suertes quién va de presidente y quién de vice. Y, luego, además, de ganar primero la nominación demócrata y luego las elecciones de 2008, por aquello de la corrección política, podrían formar un gobierno, no sé si paritario, pero en el que estuviesen presentes todas las minorías raciales y sexuales: hispanos, amerindios, feministas, homosex, lesbianas y discapacitados físicos. Eso sería un puntazo para el progresismo mundial. Y todos tan contentos, claro.

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