San Isidro: sólo El Cid se salva del desastre... y hoy llueve

La Feria de San Isidro presenta, en sus dos primeras semanas, un paupérrimo balance general en cuanto a coletudos y ganaderías, algo tristemente habitual en los últimos lustros. Y más este año con unos carteles flojos, que ya hacían prever el petardo. Porque están mal combinados, pero tampoco la Fiesta alcanza ahora como para los 23 festejos del ciclo.

Sin embargo otra cosa es la Feria del Aniversario, que prorrogará el ciclo isidril y que al no ser obligatoria para los abonados, la empresa se ha esmerado más en los carteles, todos ellos con buen remate y protagonismo de las figuras. Por cierto, que tres de ellas debutan este viernes en San Isidro'08: Morante de la Puebla, El Juli y José Mari Manzanares II.

El problema es que la lluvia, que lleva cayendo toda la noche y mañana, va a ser protagonista e incluso puede obligar a aplazar o suspender la corrida. Además, en ella se anuncia una de las escasas ganaderías comerciales, pero con pedigrí en Madrid últimamente, merced a sus triunfos en 2007 y 2006: la de Victoriano del Río.

Porque si en cuanto a los coletudos el balance es malo, tampoco se escapan llas divisas, cuyos bicornes mostraron catadura mansa y descastada en general. Por lo que hace a los matadores, sólo se salva a lo grande El Cid -la mejor izquierda de la tauromaquia actual- con su excelsa faena del día 15, no rematada con el estoque.

También los modestos -de cotización, que pueden ser mejor que las figuras- Diego Urdiales, Antonio Ferrera, Joselillo (que cortaron una oreja cada uno), Morenito de Aranda (ovacionadísimo) y Javier Valverde (vuelta tras una faena heroica de valor) dieron la talla. Y punto y final: un petardo cuando se celebraron 12 funciones en total; 72 faenas, 72.

Claro que peor ha sido para el resto de las figuras, pues ni Enrique Ponce, ni Sebastian Castella ni Alejandro Talavante alcanzaron el aprobado. Aunque sería injusto no destacar a varios novilleros, como Miguel Tendero y Rubén Pinar (oreja) y El Payo (cogido cuando mejor toreaba).

Y en cuanto al juego de los bicornes, lo escrito más arriba: fracaso generalizado en corridas de toros. Ningún encierro lo dio en conjunto, aunque se acercaron los de Peñajara y El Pilar. Menos mal que, una vez más, las novilladas sí  mostraron casta y bravura, en mayor grado la de La Quinta (como siempre), y en menor la de Montealto (con buen debú venteño).

De modo que es estado de la cuestión taurómaca es este. Porque San Isidro lo que hace es examinar a la Fiesta, que ahora no pasa por un buen momento en cuanto a su pureza y calidad. ¿Mejorarán las figuras que faltan por aparecer y varios hierros míticos como Palha y Victorino?. La respuesta, como en la canción de Bob Dylan, está en el viento. O en la lluvia.