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Elecciones

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sábado 24 de mayo de 2008, 06:18h

A pesar de que la campaña electoral aún no comenzó, ya tenemos vilipendios a granel y muchas faltas de respeto innecesarias. Mucho de ello salió a relucir a consecuencia de un discurso que el presidente Bush dio en el exterior, en el que se refirió a los líderes que practican el ''apaciguamiento''. Esto es una referencia a cuando el primer ministro británico, Neville Chamberlain, voló a Berlín en 1938 a entrevistarse con Hitler para convencerlo de que no hiciera la guerra, pero justamente ese acto le abrió el apetito al Führer para comenzarla al año siguiente.

También, en parte, el Presidente se refirió con eso al viaje que hizo Jimmy Carter recientemente para encontrarse con líderes terroristas. Pero el senador Obama lo tomó como si le hubieran echado en cara el que dijera que, si él fuera presidente, iría a encontrarse, ``sin ninguna precondición, con Ahmadinejad, con Chávez o con Castro''.

Eso ocurrió después que su esposa (la señora Obama) declaró que ella nunca se sintió ''orgullosa de ser americana, hasta ahora'', en que su esposo es candidato a la presidencia. En realidad todo este incidente hizo que Obama comenzara a usar los colores patrios en su solapa, cosa que se vanagloriaba de no hacer; tampoco lo ayudó mucho su amistad con el reverendo Wright, a quien presentaba como su mentor espiritual durante los últimos veinte años y resultó que este señor daba sermones insultando a los Estados Unidos y es íntimo amigo de Louis Farrakhan, el líder de la Nación del Islam. Obama también es amigo de Ayers, un terrorista americano de los años 60 y 70. Por supuesto, todo esto hace que tenga ''cola de paja'' y saltó como leche hervida al oír los comentarios del presidente Bush. El presidente Bush no está en ninguna lista de candidatos, no espera que su popularidad suba, pero es el presidente de esta nación y yo creo que la reacción del senador Obama fue sumamente exagerada.

Como dije arriba, la campaña aún no comenzó y ya tenemos quien pierde los estribos.

Lo que sucede es que los que, como yo, nacimos en la América Latina, hemos visto tantos líderes demagogos que cambiaron sus países de raíz, llevándolos de la riqueza a la miseria, de la democracia al marxismo totalitario, a apagar las luces de la razón y cerrar los voceros de la justicia... Todo eso lo vemos hoy en Cuba, Bolivia, Ecuador y la misma rica Venezuela, productora del petróleo que vale tanto, pero la gente allí está con hambre. Y es que le dan todo el dinero a otros gobiernos y mucho queda en los bolsillos de algunos amigos del régimen. Ah, y también tienen que financiar a las FARC, los narcoterroristas colombianos. Es que a veces la democracia hace que la gente se equivoque y elija mal. Hay naciones que no saben elegir a sus jefes apropiados, miren si no entre los árabes. ¿A quiénes eligen? Los palestinos eligieron a Hamas, que son terroristas, y ese es el escollo que no les permite avanzar, tener su propio país e independizarse.

Al caballo se lo puede llevar hasta el río, pero nadie lo puede obligar a que beba. Es imposible pedir democracia para ciertos países porque los ciudadanos (o un grupo importante de ellos) quieren ser gobernados por líderes fuertes, autócratas totalitarios, que juntan a sus acólitos y los convierten en sicarios que ayudan a explotar al resto del pueblo, quitándoles los derechos básicos, que justamente fue la democracia la que se los dio, y utilizándola lograron imponer al malhechor de turno. Muchos de estos, pobres de espíritu al comenzar el ciclo, lo tienen totalmente perdido al promediar y, al finalizarlo, son los que pagan por todos los platos rotos, por los patriotas que murieron o que pasaron años de cárcel, por haber mantenido la mudez del pueblo, por las injusticias incurridas y por todos los otros atropellos cometidos por la tiranía, por la pérdida del buen nombre del país, por haberlo llevado a la miseria.

Cuántos sueñan con volver a vivir como antes, con esa paz que ya no está, con la justicia restablecida, con la libertad, con la democracia, y yo, humildemente, le pido a nuestro Padre que está en el cielo, nuestro Dios Todopoderoso, que se apiade de todos y oiga el clamor de la gente y que cumpla ese deseo. ¡Amén!


Jaime S. Dromi
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