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Im-paciente

Im-paciente

domingo 08 de junio de 2008, 19:14h
El presidente Rodríguez Zapatero ha pedido paciencia a los españoles ante las fuertes subidas de los alimentos, del combustible, del paro, de los precios, de las hipotecas... Paciencia. Lo ha hecho en León, su tierra, donde ha ido a entregar el Premio 'Leonés del año' -por cierto, a una religiosa- y donde ha visitado el Centro Nacional de Tratamiento de Multas Automatizadas. Además, ha aprovechado para echar una bronca al presidente del Banco Central Europeo por haber desatado la alarma con el anuncio de una subida de los tipos de interés que ha provocado que se dispare el euribor, es decir, las hipotecas. Paciencia, cobro de multas y broncas a terceros. No pasa nada.

   El presidente ha dicho que el Gobierno ha tomado medidas para atajar los problemas "en el corto plazo" y que puede tomar más, que las adoptarán para el largo plazo, pero que en economía no es bueno precipitarse. Si el presidente se toma la molestia de leer los periódicos -todavía no en la portada, tal vez por un ejercicio de moderación- se encontrará con titulares como éstos: "Cunde el pánico ante los estantes vacíos"; "Cuenta atrás del desabastecimiento"; "Dificultades para llenar los puestos de pescado"; "Los transportistas amenazan con boicotear la Expo y parar las refinerías"; "Los camioneros acorralan al Gobierno"; "Los agricultores, al límite"... Es sólo el comienzo de unas semanas que pueden ser difíciles y duras. Si la respuesta es "paciencia", me temo lo peor.

   Tenemos un Gobierno dormido desde el mismo día de la última victoria electoral y, sobre todo, desde que tomó posesión. Ha negado la crisis 'setenta veces siete' y se ha apoyado en el caos y la desaparición del PP, para no hacer nada. Ni los nuevos ministros -¿existen?- ni los que ya estaban, ni, sobre todo, los económicos han puesto en marcha medidas serias para afrontar una situación peligrosa. Estábamos creciendo más que todos los países de Europa y, según Zapatero, en mejores condiciones que ninguno para afrontar 'la desaceleración'. Nos hemos comido el superávit y los indicadores ya dicen hoy todo lo contrario. Y el Gobierno y su presidente están ausentes, desaparecidos, contemplando embelesados a Obama -como Pepiño Blanco quien, por cierto, coincide con Fraga en eso- o a José Tomás en las Ventas, como Fernández Bermejo y Bono.  

   Podemos seguir discutiendo el sexo de los ángeles -lo de la presidenta del TC, la guerra del PP, las locuras políticas de Ibarretxe...- o jugando a gobernar, pero la economía no perdona. Si nos quedamos sin reservas, la máquina se puede parar. Y la paciencia, también.

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