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Funeral de Bernales: palabras preocupantes

Funeral de Bernales: palabras preocupantes

martes 10 de junio de 2008, 02:08h
Una nota  discordante con la solemnidad y recogimiento ciudadano que acompañó el funeral del ex director de Carabineros, general José Alejandro Bernales, y el resto de las víctimas del accidente aéreo de Panamá, fueron las palabras del representante de los generales en retiro de la institución,  Voltaire Opazo.

Cuando los medios de prensa y sectores de Gobierno, incluso la propia presidenta de la República, Michelle Bachelet resaltaron aquellos aspectos de la personalidad y la labor institucional de Bernales, su lealtad, su contribución objetiva a la normalidad constitucional y democrática, Opazo aprovechó la tribuna y la representatividad que se le entregó, por parte del Alto Mando policial, para reiterar conceptos que se creían superados por la realidad de un país que quisiera dejar atrás una época oscura de la historia del país: la dictadura y sus crímenes.

Textualmente, Voltaire Opazo reivindicó  un aspecto de la biografía de Bernales que nadie, por atendibles razones, había aludido durante el funeral.

Bernales, destacó Opazo, como Jefe de Zona en la región de la Araucanía, “tuvo un exitoso desempeño profesional, al lograr con su liderazgo y trabajo en equipo, lo que era su particularidad, la desarticulación de activos organismos de delincuencia subversiva, que alteraban gravemente la paz social en esa comunidad”.

Escuchar esas palabras, en medio del ritual del funeral de Bernales, su esposa y sus colaboradores, muertos en un desgraciado accidente aéreo, frente a la Presidenta y sus ministros, Jefes de las Fuerzas Armadas y otras autoridades, resultaba una vuelta a un pasado tenebroso de “guerra  interna”, de “enemigo interno”, de “delincuentes subversivos”, con que se atosigó a Chile y se justificaron los crímenes de Pinochet.

Opazo parecía estar en su elemento, y aprovechó impunemente  sus minutos de gloria, en cadena nacional, las pantallas de televisión y las ondas de radio, que recogieron sus estudiadas palabras.

(Aunque también, hay que decirlo, al día siguiente ocultaron de una manera
singularmente unánime sus conceptos).

No se trataba de una mera alocución fúnebre  sino de una reivindicación política, de una política y práctica concreta, de la que Opazo, parece estar no sólo satisfecho sino orgulloso.

En realidad, cuál era el mensaje que Opazo nos quería trasmitir a los chilenos, cuando habla de  la “delincuencia subversiva”, en medio de reconocimientos al rol cumplido por Bernales, en la vida democrática e institucional del país.

Quiso Opazo revivir el Chile de la “guerra interna”, donde desde el poder y los medios se dividía a los chilenos entre amigos o enemigos, entre el Estado y los  “delincuentes subversivos”, en cuyo marco eran ubicados todos los luchadores antidictatoriales, los demócratas, para el objetivo de demonizarlos y asesinarlos.

Hablar de “delincuentes subversivos” respecto de quienes, como parece referirse Opazo, son líderes comuneros indígenas, no sólo es un despropósito sino que una peligrosa simplificación de problemas complejos que provienen de la historia de Chile y que necesitan mucho más que una acción de inteligencia policial o represión, para poder enfrentarlos, y mucho más, resolverlos.

No es casualidad de que el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet haya decidido no invocar la Ley Antiterrorista para enfrentar hechos  de violencia que marcan las demandas indígenas.

Es de suponer que cuando el Gobierno determinó, en el 2006, que Bernales ocupara el mando de Carabineros, haya tenido en cuenta, los antecedentes de su carrera y en particular su desempeño en la inteligencia policial. desde su salida de la Escuela de oficiales de carabineros, el 16 de enero de  1972

Por lo menos, no se conoce de que Bernales, haya actuado conforme al razonamiento de ver en los líderes mapuches a “delincuentes subversivos”, aunque haya cumplido labores de inteligencia policial, en resguardo del orden  y la seguridad.

Uno podría pensar que Opazo al hacer su provocativa afirmación en el funeral de Bernales, quiso  hablar a quiénes, en el retiro, evocan los “buenos tiempos” de la represión, en que tenían el poder de vida o muerte de los ciudadanos, los “civiles” o los “delincuentes subversivos.

No es casual entonces que Voltaire Opazo, hablara a nombre de “más de 150 círculos” de personal en retiro, “y afines”, de “todos los grados y jerarquías”.

Ha sido Opazo, con sus palabras deliberadas, quien puso una sombra de dudas en contra de Bernales. Ese es un primer efecto.

El segundo, es que permanecen en las filas de los uniformados en retiro, elementos que reivindican en privado, pero también se atreven a hacerlo en
público, en un acto institucional, la ideología terrorista en que fueron nutridos durante la dictadura de Pinochet.

Entonces, una conclusión es evidente y a ello nos obligan los Opazos que andan por ahí (como Voltaire, en servicios de seguridad bancarios al mando
de virtuales ejércitos paramilitares) al recordarnos esa realidad: hace falta mantenerse alerta, ser vigilantes en la defensa de la democracia.

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Marcel Garcés
Periodista
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