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Esperanza, a la desesperada

viernes 27 de junio de 2008, 07:30h
Aquellos que pensaban que Esperanza Aguirre era una política de primera división deben reconocer su error. Además de ser una gobernante mediocre que antepone sus radicales planteamientos ideológicos al bienestar de los ciudadanos madrileños, ha demostrado que su idea de la política tiene más en común con un personaje de Mario Puzo que con Churchill o Adenauer, por poner dos ejemplos.

Tras perder el congreso sin siquiera presentarse, Aguirre ha intentado un golpe nocturno de mano contra Rajoy con la siguiente coreografía:

  • 1.- Lamela y Prada, consejeros del gobierno de Madrid, pactan con Rajoy y ocupan puestos orgánicos en su equipo.
  • 2.- Espe dice "aquí mando yo" destituyendo fulminantemente a Lamela y a Prada.
  • 3.- Aguirre intenta fichar a Costa y Pizarro como consejeros de la CAM
  • 4.- Costa y Pizarro dicen que NO.

El nuevo sainete de Aguirre ha llegado a muchos blogs, en los que se mezclan cachondeito, sorpresa y comentarios sobre la torpeza de mi Espe.

En "A sueldo de Moscú", Ricardo Royo-Villanova comenta la purga con su habitual ironia:

¡Santa Madre de Dios, lo que hay que oir! Ayer, con alevosía, con nocturnidad, con mucha mala leche y, como es habitual en ella, con estilo barriobajero,  la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha montado en su gobierno una purga ante la que Iosif Vissarionovich Dzhujasvili, Stalin, se quitaría el sombrero en señal de respeto, y ha puesto en la calle -con el frío que está haciendo estos días, oigan ustedes- a varios consejeros que en el pasado congreso conservador han apoyado a Mariano Rajoy que, si atendemos a lo que dicen de él en la COPE, lo menos se ha hecho maoista y mahometano.


La bitácora "Moscas en la sopa" se muestra favorable al dese de Lamela, pero por razones bien distintas a las de la Lideresa:

Aunque sus motivaciones son otras, más propias de su estilo de matón de barrio en el entender de la política, la verdad es que yo me alegro de que Lamela, ese rastrero consejero que inició la privatización de la sanidad pública utilizando a tal fin el desprestigio de la unidad de paliativos del Severo Ochoa, haya sido fulminado sin apelación alguna.

Así que por mí, como si este hombre se mete a numerario en un monasterio del opus, que es donde debería estar y no gestionando ninguna parcela de la administración pública.


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