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El 'Lorquiano del tango' nos sigue sorprendiendo

El "Lorquiano del tango" nos sigue sorprendiendo

sábado 12 de julio de 2008, 21:38h
La creatividad de un artista en la máxima potencia
Entre tanto conflicto por el campo, o las empresas privatizadas españolas que se “entrometen” en la relación entre Argentina y España, siempre es bueno poder distenderse un poco, y nada mejor en esta oportunidad que conversar un rato con Roque Vega “el lorquiano del tango”.

De tanto en tanto aparece un personajes que hace la diferencia, que indudablemente justifica una serie de cuestiones, en el mundo de tan remanidos personajes del tango, es por eso que  la lectura de Roque Vega nos hace pensar que él solo transita por el tango dejándolo en tal evidencia que es indudable su existencia y su esencia. Sus escritos están llenos de  hacino, sentimiento y paisajes amalgamados en el  marco de personajes  y cuestiones cotidianas haciéndolos  palpitar en la misma intensidad donde lo uno no es  autónomo de lo otro. Amalgama de tal forma en sus escritos que aquello que vulgarmente podría  verse como  feo o desagradable  lo transforma en pintoresco dándole tal intensidad que finalmente  se hace parte del paisaje.

El mismo explica distendido que “Escribo sobre rostros e historias cotidianas, lugares y personajes corrientes, como muchas de estas personas que ahora pasan junto a nosotros, que luego se transforman en la expresión central de cada historia, la podríamos llamar simplemente que es una embriaguez lírica de las cosas simples”.

Su indudable capacidad para la creación de historias, donde uno se sumerge en un mundo de sutiles y extrañas metáforas de imagen fuerte rica en matices, que indudablemente nos llevan a la esencia de la situación, lo conducen a realizar diversas realizaciones, dentro de los cuales se encuentra la presentación del libro “Historias de una mágica ciudad”, un proyecto que lo tiene muy entusiasmado, del que nos adelanta que “ya se han hecho algunos adelantos  leyéndose  por radio, eso fue en la misma ciudad a la cual están dedicados los cuentos San Nicolás de los Arroyos. Se han emitido por LT24 Radio San Nicolás en el programa  “Alguien que anda por ahí”, que lo conduce Mario Minnicino, y se han emitido al aire con la personal  voz de Rene Cottini”.

Mientras la gente que nos rodeaba seguía con los problemas cotidianos, Roque lo describía con frases como “Yo pienso que  de tanto transitar atardeceres y saber que la realidad  supera al propio presente en esta inmensa ciudad llena de azules incógnitas supe que el sentimiento  como el paisaje y el arrabal uno lo lleva puesto”, y era imposible -aún con el aroma al café con leche-  no trasladarse a ese mundo imaginario que nos lleva “el lorquiano del tango”.

Es por eso que muchos se agazapaban para seguir un relato imaginario que nos llevaba a “El resplandor de la luna nueva permitía presentir el azul de las campanillas, que ahora cerradas las acunaba el alambrado”, mientras que “Las luces permitían espiar la hora de la cena, en aquel barrio de laburantes donde los charcos fabricaban lunas en cada esquina”.

Ya no se escuchaban ni ruidos de cacerolas, ni el movimiento constante que se produce los fines de semana en el conocido shopping de Palermo, sino se escuchaba una historia donde la protagonista “embriagada en su propio perfume, último resto del frasco regalado la vida sabe cuando, quedó sentada toda la noche en medio del hibrido y adormecido sabor a tabaco, humo y alcohol”.
La continuidad no tenía respiro, por lo que “Las  cuatro luces encendían cuando el destino estaba de su parte, claro eran luces de teatro, luces para teñir una realidad que al amanecer será leyenda”, mientras “El fantasma de la enredadera dejaba ver el brillo de sus ojos en cada jazmin”.

Es por eso que “Dominaba  el ambiente el mascaron de proa de un barco negrero, la fuerza de la imagen lo detuvo. Pagano altar  a un dios impiadoso, cientos de copas adorándolo, todos borrachos de recuerdos hablaban frases incoherentes, era la oración colectiva al dios sin oídos,  el iluminado mascaron con la vista nublada de infinitos continuaba buscando su orilla”.

A todo esto “Allí afuera  danzaban los faroles al son de la nocturna brisa ya entremezclada de casonas, corralones, enredaderas, patios y baldíos. Portones cerrados, verjas oxidadas de olvido  abrazaban el sueño de alguna madreselva”, y “Se iluminó la ventana de la pieza del frente, la que da a la vida, es decir a la larga calle sin esquinas para beberla toda de un tirón en su paisaje de amor, odio , rencor, deseo, celos entre huidas y regresos”.

Ante la atenta mirada de “espectadores” que se habían sumado a la improvisada función Roque finalizó a todo trapo, dejando “esta historia para que cada rantifusa tarde de apoliyados soles suburbanos, allí donde está la infancia, la juventud , el primer beso, la gran desilusión, los abrazos y los adioses, el gran amor, los hijos el laburo  entre jazmines, portones , esquinas ,baldios, patios y glicinas cualquier trasnochado chabón me pueda escribir, me invente, me cuente , me pinte, me componga la quebradiza música de esta orilla sin fin, porque fue este río el que inventó la ilusión con forma de danza”.  

Todo había comenzado en un atardecer invernal, pero, la charla se había hecho tan entretenida que ni cuenta nos habíamos dado que ya era la hora del cierre del shopping, y que  estas mágicas historias seguirán pero en algún escenario, donde la capacidad del “lorquiano del tango” nos seguirá sorprendiendo.
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