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Veranear en invierno para olvidar la crisis

Veranear en invierno para olvidar la crisis

lunes 14 de julio de 2008, 01:25h
- Todo sube… menos los sueldos –se quejaba una vecina, mientras preparaba sus maletas. Estaba molesta, porque los buses interurbanos copados por la demanda alzaron los precios de los pasajes y le saldría más caro el viaje a las playas de El Quisco. Pero allá se olvidaría de Santiago y los problemas del país, disfrutando estas vacaciones de invierno junto a sus cuatro hijos escolares. Además se llevaría la tele, para no desconectarse de la realidad nacional y de “El señor de La Querencia”.

- La cosa ya no da para más –protestaba un hombre de negocios en el congestionado aeropuerto Merino Benítez. La economía se estanca, la inflación regresa. “¿Y qué hace el Gobierno?”, se preguntaba, mientras aguardaba el momento de embarcarse con su esposa y sus dos hijas rumbo a Río de Janeiro.

Son escenas que se repitieron el pasado fin de semana en el terminal aéreo, con vuelos completos hacia Brasil, Argentina, Estados Unidos, Iquique o la Isla de Pascua. También hubo multitudes en los terminales de buses, con servicios especiales o “piratas” a Cartagena, Viña del Mar, La Serena y otros balnearios del norte y la costa central. Las carreteras que salen de la capital vieron pasar 150.000 automóviles con diferentes destinos. Es decir, al menos 600.000 viajeros salieron en sus automóviles de Santiago, lo que representa uno de cada diez habitantes de la ciudad. Los centros de esquí de Portillo o las Termas de Chillán se hallan copados de visitantes, dispuestos a olvidar la crisis y aprovechar sus ofertas turísticas.

Porque a pesar de la crisis económica… ¡partieron las vacaciones de invierno!

Vacaciones que son el último grito de la moda. Hasta hace pocos años sólo había tiempo y dinero para veranear… en verano. Ahora también hay que veranear en invierno. Todo sea por acompañar el merecido descanso que los colegios otorgan a nuestros hijos, nietos y sobrinos.

Sería inconcebible quedarse en Santiago cuando todos se van. No importa que la inflación anual llegue al 9,5 % y los expertos auguren que a fin de año tendremos una cifra inflacionaria de dos dígitos. El Producto Interno Bruto (PIB) creció sólo en 3 % en el primer semestre, lo que está por debajo de todas las expectativas. Si la inflación aumenta y el PIB no crece, de seguro aparecerá la amenaza de un mayor desempleo.

¡Por eso hay que escapar de la crisis!

Hay que viajar a la costa, donde las verduras y las frutas son más caras que en Santiago. O conocer la Isla de Pascua, donde corre el dólar y una gaseosa tiene el mismo precio que usted paga en el continente por una buena botella de vino. Imagínese cuánto costará el vino… Y si quiere viajar a Buenos Aires, vaya dispuesto a conocer una situación económica tan crítica como la chilena, donde la inflación oficial supera el 9 % anual pero los argentinos aseguran que la cifra real es el doble.

No hay caso. En cualquier lugar donde usted quiere ir este invierno le saldrán al encuentro los fantasmas de la inflación, el estancamiento y el desempleo. Según cálculos preliminares, la inflación de América Latina en conjunto alcanza un promedio de 7,5 % en los últimos 12 meses. Y el ritmo de crecimiento latinoamericano enfrenta una inevitable desaceleración. Ese menor dinamismo de la producción significará que el PIB continental no sobrepase este año un 4,5 % de aumento, después de la expansión de 5,8 % que registró en 2007, de acuerdo con los estudios del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Como usted ve, en todas partes se cuecen habas. “Todo sube, menos los sueldos” y “la cosa ya no da para más”. Por eso hay que disfrutar las vacaciones de invierno y olvidarse de la crisis. Para solucionar los problemas están las autoridades.

Pero vendrán tiempos mejores. La economía mundial, de la que depende Chile en estos tiempos de globalización, se recuperará a partir del primer semestre del próximo año, según las estimaciones del FMI. Y ya no será necesario “apretarse los dientes” como recomendó el señor ministro.

Entonces ¿quién nos impedirá veranear también en otoño y en primavera?
 
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Enrique Fernández
Periodista y profesor universitario
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