La gran ausente, María Teresa Fernández de la Vega. Todos los allí presentes sabíamos que la vicepresidente no llegaría; no pisaría la alfombra roja. ¿El motivo de su ausencia?: una reunión con el Rey Don Juan Carlos; ¿el motivo por el que sabíamos los periodistas que no se presentaría?, la escasa falta de medios que suelen mover este tipo de personalidades en nuestro país.
Luego llegaron las luces, los globos rojos en forma de corazón y los refrescos, cervezas vinos, y licores típicos colombianos. De eso no faltó nada. Como tampoco faltaron muchos colombianos con buenos trajes; nada que ver con los típicos colombianitos de a pié que vemos por las calles de Madrid. Mujeres y hombres elegantes que, aunque mirando de reojo a la prensa, hacían como los que disfrutaban del evento y se volvían locos por salir en una sola instantánea con algunos de los premiados.
Y de repente, entre el tumulto ‘jet setero’ comienza la entrega de premios. Pero no fue una entrega sin más, antes de adjudicar las estatuillas en forma de corazón –como todo el decorado de la embajada- los organizadores hicieron gala de su folclore deleitando a los allí presentes con una porción de su carnaval de la Barranquilla; algo espectacular.
Y ahora si que sí. El vicepresidente de Colombia, Francisco Santos, y la Embajadora en España Noemí Sanín pronuncian la famosa frase: “y los galardonados con el premio Colombia es pasión 2007 son”:
Maria Teresa Fernández de la Vega, que no estaba y que no mandó a nadie a recoger su estatuilla. ¿El motivo de su premio?: su manera de estrechar las relaciones políticas y comerciales entre los dos países, y su respaldo a los proyectos de cooperación al desarrollo y a la búsqueda de la paz en Colombia.
Cesar Alierta, por impulsar la inversión extranjera en Colombia a través de la gestión de Telefónica, que ha superado en los últimos años los 700 millones de dólares. Además se quiso resaltar que la empresa tiene comprometidos nuevos proyectos en el país por más de 300 millones de dólares. El premio para el empresario vino de la mano de la Ministra de Comunicaciones de Colombia, Maria del Rosario Guerra.
A continuación, la gran Agatha; diseñadora. Galardonada por su respaldo y confianza en los jóvenes de la moda colombiana, que encuentra en su ‘estilo único’ un modelo a seguir; sólo esperamos que no sean muchos los diseñadores a los que les de por copiar la moda Ruíz de la Prada.
Luego el comedido Enrique Ponce, torero de profesión. ¿Su motivo?; el cariño y la entrega a Colombia, que, según los vocales, queda reflejado en las permanentes visitas que cada año hace el torero a las plazas del país.
Y por último, Miguel Bosé, gran amigo del vicepresidente desde su más tierna infancia. ¿El por qué de su premio? sus invaluables demostraciones de solidaridad, entre ellas, el concierto benéfico que ofreció en Bogotá a favor de las víctimas de las minas antipersona en el país.
Una vez estaban todos los premios en manos de los galardonados, se encienden las luces, comienza la música y el despliegue de camareros con entremeses típicos colombianos. No falto una verdura cortada en tiras con su crema correspondiente, ni las famosas empanadillas de la región. Tampoco el queso, al estilo manchego, que desentonaba entre el ambiente exótico de la embajada. Por lo demás poco más, mucha presencia, mucha elegancia y algún que otro despistadillo que buscaba su sitio entre tanto glamour.
Calificación:
Ambiente 6 (muy distinguido pero aburrido)
Diversión 8 (demasiada aglomeración, aunque la fiesta de cante y baile colombiano fue espectacular)
Canapés 7, (originales cómo no; eran característicos de la tierra colombiana, y sin demasiada abundancia)
Si (
No(
