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Los indios kunas

Los indios kunas

lunes 04 de agosto de 2008, 05:03h

 

En estos tiempos de política anticipada, la participación de las etnias indígenas se ha convertido en un valor agregado que los candidatos tratan de capitalizar. Los que son más beligerantes, por lo menos en su presencia (y peticiones), son los procedentes del archipiélago de Kuna Yala (San Blas), porque las mujeres mantienen sus vestimentas autóctonas y pareciera, a veces, que salen hasta de las alcantarillas, de tantos que son.

Luego de las decisiones tomadas en cuanto a política indigenista, en el quinquenio 94-99, se demarcaron tres comarcas kunas, Kuna Yala, Madugandí y Wargandí, ubicadas en las provincias de Panamá, Colón y Darién. Hay kunas colombianos, principalmente en el área del Chocó y en Antioquia, en el golfo de Urabá. Los indios kunas tienen una larga historia desde que Panamá era parte de Colombia, ya que la comarca Tulenega fue creada en ese país en 1870. Al separarse Panamá del país vecino, la ley que la creó fue desconocida, pero la gran mayoría quedó en el rosario de 360 islas que forman el archipiélago y una pequeña minoría permaneció en Colombia. Este sensitivo tema, el de la suspensión de la comarca, las concesiones bananeras y mineras dieron como resultado lo que se conoce como la Revolución Kuna, liderada por Nele Kantule, en 1925. Se llegó al compromiso, por parte del gobierno panameño, de respetar las costumbres y la autonomía de esa región. Los kunas son famosos mundialmente por sus molas.

La Comarca Madugandí fue creada por ley en 1996, en el área de Alto Bayano (al este de la provincia de Panamá) y en el 2000 se creó la Comarca de Wargandí. Sus autoridades máximas las constituyen tres sahilas o caciques que representan a las tres regiones. Una de las más arraigadas costumbres de los kunas es que sus tradiciones son orales, hay pocos recuentos escritos de su historia y esa etnia ha dado respetados escritores y artistas plásticos. Yo tuve la fortuna de compartir un taller con un escritor que me regaló una copia de un documento valiosísimo sobre la cultura kuna. Los terrenos en tierra firme pertenecen a la aldea y cada hombre (es una sociedad matriarcal por excelencia) tiene la obligación de plantar, mantener los ríos y demás trabajos en el campo. Las islas no pertenecen solo a una persona, a veces a toda una familia o hasta a una comunidad y de allí ha surgido toda una serie de problemas por desarrollos turísticos por parte de “latinos”, como los dules le llaman a los que no pertenecen a su etnia. Otro detalle interesante es la alta incidencia de albinos entre los kunas. Mi gran amigo y escritor connotado Juan David Morgan, en su novela Cicatrices Inútiles (bajo el seudónimo de Jorge Thomas) se refiere a ellos como “los hijos de la luna”, porque en teoría son concebidos en luna llena. Le comenté a una dirigente política que tiene un hijo albino y desconocía sobre la genealogía de los albinos.

La vestimenta de los kunas, especialmente de las mujeres, es la que mantiene la tradición viva. Ellas llevan la tradicional blusa con las mangas cortas y holgadas, y por delante y detrás ostentan las famosas molas. Las faldas que usan se llaman saburete, y es un pedazo de tela de tres yardas, enrollado alrededor de la cintura, tradicionalmente de fondo verde y azul con motivos simples, donde destacan los diseños geométricos en amarillo contrastante y rojo. Las damas también usan un pañuelo (muswe) generalmente rojo o naranja y enrollados sobre sus brazos y antebrazos los Uinnis, largas cadenas de perlas de colores. Culminan su vistoso atuendo con un anillo de oro en la nariz, collares y aretes de oro, además de las pulseras de cuentas en las piernas y chancletas de plástico.

Todo este recuento, sobre algo que para los panameños debe ser muy conocido, lo traigo a colación porque me he quedado sorprendida y al mismo tiempo fascinada por los saburetes. En los meses que llevo apoyando al precandidato a alcalde Noel Riande, primero me sorprendí por la presencia en todos los lugares kunas que visitábamos, y luego de sus peticiones: piezas de saburetes. No he logrado ponerme en contacto con el amigo Tony Domínguez para que me relate cómo fue que dio, para la Villa de Caracas, con esas telas, y también desconozco cuántas yardas tiene cada pieza, pero sus principales exigencias o aspiraciones son precisamente, saburetes. También me relató el amigo Sergio González que precisamente por esa razón, la que Tony dio en el clavo de los saburetes, es que los kunas son recalcitrantemente arnulfistas, ya que por allá por los años 40 fue Arnulfo Arias, quien les respaldó en esta necesidad de taparse sus partes pudendas a las mujeres. Con tantas piezas que piden pueden envolver al país entero.

Veremos si lo que se dice con ligereza, que 'indio, paloma y gato, animal ingrato' se desvirtúa en estas primarias, donde los precandidatos del PRD se disputan los votos de los indígenas. Se debería empezar por comprometerse, como lo ha hecho Noel Riande, en crear un consejo indígena en la Alcaldía, promesa que han tomado en serio dirigentes como Demetrio Porras y Braulio Arias. Y aunque no sea consigna de campaña, el señor Riande es uno que cumple su palabra y lo que promete, lo cumple a carta cabal.
 
La autora es arquitecta y fue ministra de Estado

 

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