El paro registrado en las oficinas de empleo correspondiente al mes de julio apenas depara sorpresas. No es normal que crezca el desempleo en epocas estivales. Pero, dado como están las cosas, ésto era lo esperado. Lo que empieza a ser extremadamente preocupante es que, encima, se destruya empleo en el sector servicios, el único, que, de momento, parecía salvarse de la quema.
Los demandantes en las oficinas de empleo pertenecientes al sector servicios crecieron en 12.515 personas, un 0,8% más que en junio. Julio suele ser un mes en el que se genera el denominado "empleo estacional", que beneficia a los servicios. Se trata, esencialmente, de contrataciones en hosteleria como consecuencia de la temporada estival. Y dicho fenómeno suele salvar las cifras de este periodo.
Esta vez no ha sido así. En la llamada "mesa del turismo" donde participan empresarios del sector, se cree que vamos a tener el mismo número de visitantes que en 2007, pero menos ingresos como consecuencia de la crisis. Es decir, que se van a gastar menos. Y eso, pesa mucho a la hora de efectuar las cuentas, las previsiones de ingresos, y, por lo tanto, los recursos humanos a contratar.
Por otra parte, los empresarios del sector turístico ya han notado, en sus propias carnes, los efectos de la crisis en los hogares españoles. En julio, según datos adelantados por el sector, no se llegó, ni siquiera, al 85% de ocupación en los establecimientos, y agosto va por el mismo camino. Habitualmente, estos dos meses suelen tener una ocupación media del 90% por lo que los efectos negativos son evidentes.
Y lo peor no es eso. Los españoles somos dados a endeudarnos con tal de irnos de vacaciones y este año no parece que esté siendo así. ¿Porqué? Porque las expectativas son peores todavía. La confianza en el futuro disminuye y, el que más o el que menos, se prepara para tiempos todavía peores. Se evitan gastos a toda costa. No hay vacaciones, en muchos casos, y eso se nota en la cuenta de resultados de los empresarios hosteleros y en los que viven, de alguna manera, del turismo. Así las cosas, no es de extrañar que tales circunstancias acaben por pagarse en empleos.
Otro dato que se va a conocer próximamente, el gasto efectuado en tarjetas de crédito, que suele ser elevado en la temporada estival, indica, también un frenazo en seco de la actividad. Y así las cosas, nadie puede ocultar que de la preocupación se ha pasado al pánico. ¿Hasta cuando durará esta actitud?. Eso es lo que nadie se atreve a pronosticar
Si (
No(
