lunes 18 de agosto de 2008, 07:16h
El proyecto de Constitución redactado en Montecristi otorga excesivos poderes al Presidente de la República. Varios artículos sustentan esta afirmación.
El artículo 303 dice: “La formulación de las políticas monetaria, crediticia, cambiaria y financiera es facultad exclusiva de la Función Ejecutiva”. En la actualidad, esa competencia corresponde al Banco Central, cuya autonomía se elimina en el proyecto de Constitución. Esto significa que el manejo de la moneda (que probablemente deje de ser el dólar) estará sujeto a los intereses políticos del régimen de turno.
En otro punto del proyecto de Constitución se define al Plan Nacional de Desarrollo como “el instrumento al que se sujetarán las políticas, programas y proyectos públicos” y “su observancia será de carácter obligatorio para el sector público”.
Es decir, este plan, elaborado por el Presidente, condicionará las acciones de los municipios y de las funciones Legislativa y Judicial.
De hecho, se propone que el Presidente de la República pueda disolver al Congreso “si de forma reiterada e injustificada obstruye la ejecución del Plan Nacional de Desarrollo”. Que la propia Constitución permita al Presidente disolver el Congreso causará un caos político permanente.
A esto hay que sumar que el Presidente podrá declarar el estado de excepción (durante el cual tendrá facultades extraordinarias, incluida la utilización de fondos públicos y la supresión de ciertos derechos) por causales tan ambiguas como “calamidad pública”, y que el gobernante de turno, que constantemente aparece en la prensa o en eventos públicos junto con sus colaboradores y coidearios, tendrá una clara ventaja durante la campaña electoral (como estamos viendo ahora), pues “los sujetos políticos no podrán contratar publicidad en los medios de comunicación y vallas publicitarias.”
El ministro Patiño ha justificado esta grosera concentración de atribuciones diciendo: “en buena hora estamos nosotros en el poder y no otros”. Semejante declaración nos lleva a dos conclusiones: que el proyecto de Constitución, en efecto, fue hecho a la medida del Presidente y que soltar el poder no está entre los planes de los cabecillas del régimen.
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