Doris Gibson se fue a los 98 años

Doris, como le gustaba que la llamen sus hijos y nietos, nació en Lima por casualidad: Sus padres, Percy Gibson Moller y Mercedes Parra de Riego, estaban embarcados en un buque alemán, que los trasportaría del Callao a Mollendo, cuando doña Mercedes empezó a sentir los dolores del parto, por lo que fue trasladada a una clínica limeña. Corría el 28 de abril de 1910. 

Se casó muy joven, a penas a los 19 años, con un diplomático argentino de ojos azules, Manilo Zileri, tercer secretario de la embajada de su país. Con Zileri tuvo a su único hijo, Enrique, quien le tomará la posta en la dirección de la revista "Caretas".

Pero el matrimonio sólo duró 7 años, pues debido a la enfermedad de su hijo viajó a Arequipa en busca de un clima que lo librara del asma. Alejado de su esposa, un buen día decidió que no volvería con él. 

Tras separarse de Zileri tuvo un romance con Manuel Mujica Gallo, quien fuera fundador del diario "Expreso". En 1946 conocería al famoso pintor Sérvulo Gutiérrez, para quien posó desnuda, y con quien mantuvo un tormentoso idilio que duró 3 años. 

Luego conoció al gran Paco Igartua y con él no sólo tuvo una relación de más de 10 años, sino que juntos fundaron en 1950 la legendaria revista Caretas. 

Pero el romance con Igartua se acabó junto con la sociedad: Paco fundó la revista Oiga, algo que Enrique Zileri calificó en alguna oportunidad como una traición. 

Hoy todo eso es historia. Doris Gibson se fue a los 98 años. Fue enterrada en el cementerio Los Jardines de la Paz de Pachacamac luego de recibir un homenaje póstumo en la propia redacción de la revista Caretas.

Las anécdotas

Cuenta la historia que en 1968, cuando un inspector de la PIP entró a patadas a la redacción con la consigna de clausurar la revista, Doris Gibson, echa una furia le dijo: “¿No le da vergüenza dar puntapiés a la puerta?, hágame el favor de salir y tocar el timbre si quiere entrar”.

Otra anécdota recordada está referida a la orden de captura ordenada por el gobierno del Gral EP Juan Velasco Alvarado, contra su hijo Enrique Zileri. Doris Gibson no dudo en presentarse en el despacho del dictador y exigirle que levantara la orden de captura. El Chino, como lo conocían, prometió hacerlo, pero ella amenazó con no irse hasta escucharlo por radio. Minutos después el comunicado era transmitido.