www.diariocritico.com
¿Hacia dónde vamos?

¿Hacia dónde vamos?

domingo 07 de septiembre de 2008, 03:28h

Después de la gestión de Carlos Mesa y ahora con este Gobierno, la percepción de la gente es que, de manera premeditada, se pretende imponer identidades carentes de humanidad razonada; así, se cataloga a algunos como preexistentes a la República y con mejores derechos que otros, se crea categorías con las que se privilegia a quienes creen que las piedras tienen sexo y se menoscaba a los del mundo cristiano, los de la religión “impuesta por la Colonia”, los extranjeros, los de corbata, los k’aras…, y se encierra a la gente en casillas rígidas que nos hacen ver como enemigos.

Esta manera de mirarnos entre bolivianos, como adversarios irreconciliables, según el premio Nobel de Economía, Amartya Sen, fue la misma que se vivió en los sangrientos años 40, antes de la partición de Pakistán, cuando se alimentaron los contrastes de identidad que transformaron a amigos en enemigos, a asesinos en compañeros de lucha. La carnicería que sobrevino gracias a la imposición de una nueva identidad carente de humanidad aún muestra sus secuelas.

Exterminios similares se han repetido en Ruanda, Congo, Bosnia, Kosovo, etc. Es absurdo haber sido testigos de lo que sucedió entre hutus y tutsis, haciéndoles creer que los unos eran enemigos de los otros con diferencias preexistentes, que se transforman en un cóctel explosivo de confrontación y con un tremendo poder incendiario. Crear estas identidades, llámense pueblos indígenas o movimientos sociales o cocaleros, como las elegidas y predestinadas para conducir un proceso nacional de manera irreflexiva, puede matar como una plaga.

Lamentables experiencias de destrucción en el mundo nos demuestran que ésta no es la vía para resolver problemas. En un Estado de derecho las diferencias se solucionan con más democracia. ¿Por qué no aceptar que la realidad boliviana es diversa, que somos diferentes y plurales, pero que podemos vivir juntos y en concordia, construyendo y no destruyendo?
Refundar no es construir sobre las cenizas, sino sobre la base de lo bueno ya construido, darle un sentido más humano, pensando en la gente, haciendo posible que los bolivianos veamos alguna vez que aquéllos que llegaron al poder por medio del voto dejen de pensar en sus partidarios, amigos, parientes y aliados, y respondan a las apremiantes necesidades de los ciudadanos, de manera incluyente, justa, con equidad, con mucho sentido ético, con transparencia en el manejo de la cosa pública, en términos de empleo, salud, educación, servicios básicos, seguridad ciudadana, etc.

Creo que eso es refundar un país, lo contrario es confrontarnos, generar odio y muertes innecesarias que conducirán, de manera estrepitosa, a la profundización de nuestras diferencias, que se tornan irreconciliables, y finalmente viene lo irracional del ser humano donde se libera a las bestias. Luego del desastre, ¿quién se hará cargo de los lamentos por los seres queridos perdidos, los odios residuales, las heridas por la actitud irreflexiva e irresponsable de gobernantes y líderes que no supieron cuál era el significado de refundar un país construyendo, pensando en la gente sin odio ni revanchismo?

Malditos por siempre aquéllos que pretenden hacer de nosotros guerreros de lo absurdo, asesinos de nuestros hermanos. Los ciudadanos libres, de una patria que es nuestra, no debemos dejar que estas fuerzas avancen, tenemos que constituirnos en una barrera impenetrable, irrompible, desde nuestros distritos, barrios, comunidades, ciudades, municipios y regiones, y finalmente a nivel nacional, para no dejar que esta manera de hacer política avance y destruya lo único que tenemos seguro: nuestra Bolivia.

* Ex presidente del
Comité pro Santa Cruz

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios