¿Estaremos realmente conscientes del camino que estamos transitando? La situación en Bolivia ha llegado a un punto donde el retorno se ve como imposible y donde la gente termina jugando un rol político que no se merece.
Cuando Sánchez de Lozada se encontraba en sus últimos días como presidente en 2002, cometía un error tan grande como la soberbia de Evo Morales, creía que el encarnaba la democracia en Bolivia y en consecuencia si el caía, la democracia se terminaba, error.
La democracia se basa en sus instituciones y la misma depende directamente de la independencia de esas instituciones y su capacidad de responder a la sociedad de manera concreta a sus necesidades. Cuando Sánchez de Lozada dejaba su mandato, los políticos y los pseudos movimientos sociales generaban un poder que no son capaces de controlar hoy. Evo Morales se encontraba en Cochabamba, rodeado de medios de comunicación, fue el espectador más activo de lo que acontecía en las calles de La Paz.
La decisión de declarar persona non grata al embajador de Estados Unidos es simplemente una jugada política que le regala a Morales un poco de oxígeno ante la escala de violentas protestas. Ha logrado identificar a un mortal para echarle todas las culpas de su ignorancia e incompetencia gubernamental.
No será esta columna la que esté de acuerdo con los actos vandálicos que suceden en el oriente de Bolivia, se los criticó duramente en 2003 cuando escolares irrumpían cual lúmpenes a destrozar el palacio de gobierno y que luego fueron aplaudidos y felicitados por los movimientos sociales por ser los soldados de la lucha de entonces, se critica hoy, el accionar de grupos en Santa Cruz.
¿Cuál es la diferencia entonces? Entre aquellos pandilleros que rompían anaqueles en el prado paceño y los que entran a tomar edificios estatales, ninguna, la certeza parte de que ambos actos son ilegales y merecen el repudio de toda la sociedad, que ve que estos grupos en diferentes momentos del país han decidido por todos los bolivianos, culpables somos por apoyo u omisión.
La situación en Bolivia necesita calma por sobre todo, de parte de gobierno central y desde las gobernaciones opositoras, los que mueren son bolivianos, de un bando u otro. Generar más violencia conllevará a que sean esos grupos, los que terminen guiando a Bolivia a un nuevo abismo donde lo que prevalece es quien golpea más fuerte o quién tiene más seguidos hambrientos de saqueo o revanchismo.
Evo Morales tiene que entender de una vez por todas, que está cometiendo en mismo error de Sánchez de Lozada, con una gran y gigantesca diferencia: Morales cree que él es la democracia y el cambio de Bolivia. Los resultados de urnas se desvanecen cuando a la población le tocan el bolsillo o tiene miedo. La democracia no es uno, es un Estado institucionalizado y mientras eso no retorne a Bolivia, la situación seguirá siendo a balazos y muertes.
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Lic. Martin P. Gutiérrez M.C.M.
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