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A Juan Villoro, Hemingway le caía 'gordo'

A Juan Villoro, Hemingway le caía "gordo"

viernes 12 de septiembre de 2008, 06:27h

El escritor mexicano Juan Villoro confesó hoy que de niño apenas leía y que Ernest Hemingway le cayó "gordo" durante mucho tiempo hasta que descubrió que el novelista estadounidense usaba en público una máscara de "charlatán" para preservar su intimidad y poder escribir tranquilo.

Hemingway es uno de los protagonistas del último libro de Villoro, "De eso se trata", un compendio de ensayos literarios en el que comparte con el lector el gozo que le produjeron los grandes autores de la literatura universal, desde Cervantes hasta Borges, pasando por Shakespeare o Chejov.

"Es difícil encontrar maneras de comunicarnos uno a uno tan directas como la lectura en un mundo de sobreinformación y una sociedad del espectáculo", reflexionó en una entrevista con Efe.

En su opinión, "el ensayo ahonda y extiende esta idea de la conversación", ya que, a la vez que el escritor conversa con el lector, permite la intervención de otros autores, "voces que van integrando una especie de tertulia".

"El hecho estético, cuando te toca, te cautiva, enseguida sientes la necesidad de compartirlo", porque "hablar de lo que te ha gustado es una forma de redoblar el gusto", afirmó para justificar su inclinación por ese género literario.

El título de la obra, "De eso se trata", lo extrajo de la traducción realizada por el poeta español Tomás Segovia de la frase del monólogo de "Hamlet" que sigue al "To be or not to be" ("Ser o no ser").

"Me pareció un lema extraordinario para un libro de ensayos, porque creo que justamente el ensayista trata de volver próximo, cotidiano, lo que aparentemente está lejos", indicó Villoro, ajeno a pretensiones eruditas, como lo demuestran sus alusiones en el libro a la modelo Kate Moss o a la película "Thelma y Louise".

El escritor y sociólogo mexicano, hijo de catalán y que vivió varios años en España, admitió que tuvo relaciones muy dispares con los escritores comentados en "De eso se trata".

"Hemingway me cae medio gordo, se me hace muy pesado", dijo sobre el autor de "El viejo y el mar", con quien tuvo "una relación muy neurótica", "un romance con muchos altibajos".

"Primero lo admiré muchísimo por su literatura y por su vida; después me pareció un personaje un tanto caricaturesco, charlatán, un juerguista impenitente, un macho que mataba leones y que comparaba el tamaño de su sexo con el pobre (Francis Scott) Fitzgerald, que se ufanaba de sus romances", explicó.

"Luego fui entendiendo que ese personaje era una fachada para preservar una zona de intimidad y de soledad que era donde escribía una obra excepcional", aclaró.

Otros resultaron "más cercanos" para él, como los argentinos Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, y el uruguayo Juan Carlos Onetti.

El italiano Giacomo Casanova logró más que ningún otro plasmar "la identidad entre hombre y obra", porque resultó "inseparable el destino que tuvo con su escritura", pese a algunas licencias.

Pero sin duda fue el ruso Anton Chejov el que más le cautivó.

"Nada me gustaría más que parecerme a Chejov en forma de vida, en conducta moral, en escritura", reveló.

Al referirse a su próxima novela de ficción, titulada "El libro salvaje", Villoro admitió que la pasión por la literatura le llegó relativamente tarde.

"Yo nunca fui un gran lector de niño; en mi casa no había libros para niños", lamentó al recordar que sus padres eran universitarios, por lo que tenían materiales muy densos.

"No fue sino hasta las vacaciones previas al bachillerato, a los 15 años, cuando un amigo me pasó una novela del mexicano José Agustín" que hablaba justamente de esa época vital para un adolescente.

Inmediatamente "empecé a escribir convirtiéndome en uno de los autores más incultos de la historia, porque solamente había leído un libro y ya quería escribir", dijo en tono irónico.

"El libro salvaje", que se presentará el próximo noviembre en la próxima Feria Internacional del Libro de Guadalajara (oeste de México), cuenta la historia de un libro que nunca ha sido leído y va dirigida a lectores de once a 14 años.

Villoro (Ciudad de México, 1956) es autor de "El disparo de argón", "Materia dispuesta" y "El testigo", con la que ganó en 2004 el Premio Herralde de Novela.

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