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El voto ingenuo

El voto ingenuo

lunes 15 de septiembre de 2008, 02:14h

Ya falta menos que antes. Solamente estamos a 14 días de la fecha en que los ecuatorianos, por vigésima vez, tendremos la oportunidad de tener una nueva Constitución, si es que… la ingenuidad ya es de todos.

Escuchando la campaña electoral gubernamental, y leyendo el catálogo de derechos y garantías que aparece publicado en una de las versiones del proyecto de Constitución… ciertamente que hasta uno, que no se deja cuentear, está tentado de caer en la tentación de ser ingenuo y creer que en esos textos está el futuro de la felicidad individual y colectiva.

Pero debemos recordar que en los últimos años, muchos actores de la política nacional han impulsado la fantasía de que con una asamblea constituyente o una consulta popular van a cambiar las caducas estructuras políticas del Estado, y que por ese medio resolverán los problemas que nos aquejan en este valle de lágrimas.

Hace pocos años fue un coronel presidente quien tuvo ese padecimiento, y llegó a prometer que, o cambiaba al país o moría en el intento, pero lamentablemente eso no sucedió… no cambió al país.

Luego también su vicepresidente planteó que con la consulta popular refundaría la República, y no lo pudo hacer por no haber seguido los procedimientos establecidos en la Constitución.

Después, varios candidatos a la Presidencia de la República fueron contagiados con la misma fantasía, planteando exterminar lo que llaman la "partidocracia", la politización de los Tribunales e instituciones del Estado, y que eliminarían para siempre la corrupción, con todo lo cual solucionarían elementales necesidades sociales.

Con el enunciado teórico y poético de seductores textos constitucionales, muchos ciudadanos ya están listos para marcar el Sí en la papeleta… y sus hijos ya esperan la mochila llena de libros para tener una buena educación, y las madres de familia se hacen ilusiones porque en muy poco tiempo podrán solucionar la necesidad de vivienda y salud para la familia, y tendrán seguro social sin aportar personalmente ni un solo centavo, y todos los jóvenes tendrían garantizado por el Estado el acceso a su "primer empleo", y todos los "adultos mayores" tendrán "trabajo remunerado en función de sus capacidades", así como jubilación universal y "acceso a una vivienda que les asegure una vida digna, con respeto a su opinión y consentimiento"… y así todo el paraíso terrenal.

Pero la materialización de esas fantasías requiere, como lo pide la millonaria -e ilegal- campaña gubernamental, que quienes sueñan con ese país imaginario primero entreguen sus esperanzas, a través de… el voto ingenuo.

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Artículo tomado del diario Hoy

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