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Las mujeres reales

domingo 11 de febrero de 2007, 12:12h

   Como primera aproximación a la situación real de las mujeres españolas no está mal que el ministerio de Sanidad y Consumo ande tomando las medidas a 8.500 de ellas para convencer a los fabricantes de ropa de que unifiquen las tallas y confeccionen las prendas más acorde con el tipo de las consumidoras, aunque dice muy poco de talleres y diseñadores que haya tenido que ser el Gobierno quien les casi obligue a adaptarse a las necesidades de sus compradoras.

   Es verdad que cualquier mujer mayor de 35 años y/o con talla superior a la 40 tiene dificultad para encajar dentro de la ropa expuesta ahora mismo en las tiendas. Las estadísticas muestran que la gran mayoría de las españolas se encuentran dentro de esa categoría y la realidad corrobora que los diseños de los escaparates de esta temporada, sin ir más lejos, están hechos para mujeres de alturas y anchuras anglosajonas. Los leotardos a media pierna y los pantalones que se acaban por debajo del ombligo se pensaron para modelos muy altas y escurridas de caderas, no para esas españolas -tipo de muslo ancho y talla mediana que están saliendo en las fotos vestidas con braguitas y sujetadores blancos mientras los expertos en biomecánica les toman las medidas.

   No deberían quedar ahí, sin embargo, los esfuerzos del Gobierno para afrontar los problemas de las mujeres reales. Después de todo, si se les pregunta a ellas qué es lo que más les preocupa en estos momentos seguro que sería mínimo el porcentaje de quienes citan la de vueltas que tienen que dar hasta encontrar un pantalón que les favorece. De lo que la gran mayoría se queja es del gran esfuerzo que les supone compaginar su vida laboral y familiar en un país con unos horarios de locos donde las reuniones de la oficina se convocan para bastante después de que los niños hayan salido del colegio. Este Gobierno tan intervencionista en general y en particular la ministra de Sanidad ¿no podrían convencer a los empresarios, como han hecho con los fabricantes de ropa, de que se acoplen a las necesidades de sus empleadas y en este caso adopten el horario laboral todo seguido como es el uso universal en todo el mundo civilizado?

   Seguro que esas 8.500 mujeres en ropa interior a las que se está tallando estarían encantadas de contar a las expertas biomecánicas que van apuntando sus medidas en ordenador, o a cualquier otro personal contratado por el Gobierno, cuales son sus preocupaciones reales para que también queden reflejados en el sistema informático del ministerio de Sanidad y Consumo. Y más contentas aún se pondrían si el Gobierno se pusiera a la tarea de solucionarles problemas más importantes que el de si la 44 de antes es ahora la 42.

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