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El tenor da vida al monje Athanael, en tesitura de barítono

Plácido Domingo también se atreve y borda papeles de barítono: gran triunfo con la difícil ópera 'Thais' de Massenet

Plácido Domingo también se atreve y borda papeles de barítono: gran triunfo con la difícil ópera 'Thais' de Massenet

lunes 26 de marzo de 2012, 10:11h
Una de las grandes voces de la historia. La del tenor Plácido Domingo, capaz de reconvertirse con éxito en un papel de barítono: el monje Athanael de la ópera "Thaïs", de Jules Massenet, en la producción que el Palau de les Arts de Valencia ha puesto en escena y que ha contrapuesto la decadencia moral frente a la redención a través del amor. Tenor, bartítono, director de orquesta... un grande/grande del siglo XX y XXI.
Con más de 136 papeles interpretados a en su dilatada carrera, Plácido Domingo, de 71 años, ha arrancado bravos del público valenciano que se ha rendido ante la entrega, no solo de su interpretación, sino también de la dirección musical del francés Patrick Fournillier, un especialista en la obra de Massenet. En un papel compuesto para la tesitura de barítono y derrochando vitalidad, Plácido Domingo cantó con maestría y desenvoltura aunque, en los pasajes más graves, le faltó la rotundidad que le ha catapultado como uno de los grandes tenores españoles.

La solvencia interpretativa y el dominio de la técnica vocal permitieron a Plácido Domingo resolver con eficacia las dificultades que le presentó un papel tan extenso como el de Athanaël, el monje cenobita de gran rectitud moral, obsesionado por convertir al cristianismo a Tahaïs, una cortesana dedicada al placer de la vida disoluta. El éxito de Plácido Domingo ya se vislumbró en el aria de presentación, con un amago de aplausos para Athanael, que, a lo largo de los tres actos, se debate entre mantenerse fiel a sus principios morales y el amor que en él despierta Thaïs hasta lograr romper su paz interior.
 
Con el carácter y ductilidad de una voz consistente, la soprano Malin Byström dio al personaje de Tahïs una dimensión más de opulencia que de sensualidad, haciendo gala de un timbre brillante y de bello colorido, al que únicamente le faltó en algunos momentos depurar su proyección. Patrick Fournillier fue el otro gran triunfador de la noche al protagonizar una dirección musical que destacó por la elegancia con la que mostró los valores melódicos y el acierto con el que subrayó la magia de los sentimientos antagónicos de los personajes.
 
Atmósfera cerrada

Para esta producción de Tahaïs, basada en la novela homónima de Anatole France, Fournillier eligió la edición que presenta sin ballet "la meditación" del segundo acto, el pasaje por el que ha pasado a la posteridad esta ópera. Con una producción de la ópera de Gotemburgo, la escenografía, firmada por Johan Engels, dio un salto en el tiempo y trasladó la acción desde el desierto de Alejandría en el siglo IV después de Cristo a un ambiente de ostentación y riqueza de finales del siglo XIX. Con un escenario circular, al ambiente monacal se transmuta en atmósfera cerrada y un tanto carcelaria, con frailes reconvertidos en elegantes miembros de una sociedad secreta que celebra la última cena, con el cáliz como objeto de culto.
 
El teatro de las vanidades en que se convierte la casa de Nicias, el acaudalado enamorado de Tahaïs, es el escenario adecuado para hacer exhibición de la opulencia y relajación moral, con un desfile de los más variopintos personajes: desde representantes de la comedia dell'Arte a personajes de la comedia musical, sin olvidar el gusto por el exotismo oriental. Hay que esperar al tercer acto para que la ambientación conduzca por primera vez al desierto originario, que Thaïs y Athanael recorren hasta llegar al monasterio gracias al eficaz movimiento de la plataforma circular.

La austeridad y la sobriedad con las que se consuma finalmente la redención y muerte de Thaïs son el contrapunto a toda la errática y desordenada vida anterior.El poder de convocatoria de Plácido Domingo garantizó el lleno en el Palau de les Arts, con presencia del vicepresidente del Gobierno valenciano, José Ciscar, y de los consellers Dolores Johnson, María José Catalá y Máximo Buch, que, en uno de los entreactos, saludaron y felicitaron a los integrantes del reparto.
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