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San Isidro. 2ª de Feria.

Valor seco de Sergio Aguilar y 'delicatessen' de Leandro

Valor seco de Sergio Aguilar y 'delicatessen' de Leandro

>> Primera de Feria: Oreja justita para Emilio de Justo

viernes 08 de mayo de 2009, 09:34h
Ninguno de los dos obtuvo el triunfo que soñaba, pero ambos dejaron su carta de presentación con petición de nuevas oportunidades. Aun sin redondear, el valor seco de Sergio Aguilar y la orfebrería de Leandro gustaron a ratos en la segunda de feria. Una tarde con toros de escaso juego y en la que se perdió Antonio Barrera.
Cinco toros de GERARDO ORTEGA y 5º de SEPÚLVEDA, de correcta presentación y justos de fuerzas, con 1º y 2º muy flojos; bien armados, mansos aunque nobles -excepto 5º- y de escaso juego. ANTONIO BARRERA: silencio; silencio. LEANDRO: ovación con saludos tras aviso; palmas. SERGIO AGUILAR: silencio tras aviso; palmas. Plaza de Las Ventas. 8 de mayo. 2ª de abono. Casi lleno.
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Qué triste y aburrida es la existencia para los aficionados dabuten a la Fiesta en estos tiempos posmodernos y olé. Con este nivel ganadero de que 'disfrutamos', y que como nos temíamos iba a 'lucir' durante el abono isidril en la exigente plaza de Las Ventas. De modo que si en la primera, el jueves, hubo petardo de los bicornes; en esta segunda, 'idem eadem idem'.

Menos mal que siempre nos agarramos a un clavo ardiendo y nos conformamos -qué remedio- con ciertos detalles de los espadas que si no salvan la tarde, sí la elevan mínimamente del calificativo de insoportable. Como la de este viernes, ya en el olvido a excepción de lo que cascabelearon, tampoco en grandes dosis, un Sergio Aguilar de valor seco y un Leandro de 'delicatessen'.

El primero tragó mucho exponiendo al bicorne que cerraba festejo, con un punto de violencia y fiereza que el madrileño sometió con técnica y valor, permitiéndose el lujo de ligar algunas breves series de naturales y redondos de mérito. Con el otro de su lote, de casi nula agresividad, este coletudo de bragueta lo intentó a base de practicar un toreo extractivo que no condujo a nada. Habría que ver más a Aguilar, que se lució en su correspondiente quite por ajustadísimas gaoneras en el primero de Leandro.

Empaque y arrimones

Y a éste, al vallisoletano, también nos gustaría verle de nuevo. Porque se adorna con empaque, clase y un punto de barroquismo. Así obró al recibir a su primer enemigo con primorosos lances con el percal, y con la flámula en algunas series de pellizco sobre ambas manos bien rematadas con creativos adornos. Hasta que el animal, de escasa codicia como todos, se vino abajo y Leandro optó por el arrimón.

Como en su segundo, el de Sepúlveda -¿no hay una divisa en peor momento para completar un encierro?- con el que intentó repetir sus 'delicatessen', pero el buey quedó tan aplomado tras recibir leña en demasía del picador que más parecía cadáver semoviente que 'bos taurus'.  

Al menos estos dos espadas se justificaron y nos alegraron algo el festejo. No así Antonio Barrera, que con un lote similar, se desanimó pronto y a la tristeza general y generalizada unió la suya particular, con una actuación, incolora, inodora e insípida.
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