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Cinco años no es nada

Cinco años no es nada

miércoles 20 de octubre de 2010, 12:08h
Cinco años desde la Reapertura y me uno, por desgracia, a la opinión vertida por Luis Morgado en la revista A Galopar. “El Hipódromo está peor que en la Reapertura”. ¿Porqués? Muchos. Uno, el más importante, la incapacidad de sus dirigentes para después de haberse gastado 65 millones de euros tener a La Zarzuela en peores condiciones que el día de la inauguración. Esto del turf tiene cuatro pilares (desde el punto de vista del aficionado). A saber. El primero de ellos los propietarios, el segundo los profesionales, el tercero los hipódromos y el cuarto la afición. Vamos a mostrar nuestra opinión (que no análisis), cinco años después, sobre cada uno de ellos.

Lo hemos dicho por activa y por pasiva. La Zarzuela vive en un estado de depresión permanente. Las eternas obras tienen muy cabreado al personal. Cinco años después la gestión pública de HDLZ se ha demostrado incapaz de gestionar un Hipódromo con los mínimos exigibles. Sin apuestas exteriores, sin la posibilidad de jugar via on line, sin apenas televisión, las carreras de caballos viven del juego interno de los Hipódromos, de la limosna televisiva o de una cobertura semi clandestina por Internet y, sobre todo, del dinero público del LAE. Así se han gastado 65 millones de euros, se acumulan perdidas y no pasa nada. Lo sabemos unos pocos y, como denunciarlo implicaría que te tomaran por un hereje, lo mejor es callarse, aguantar y mirar para otro lado.  

 Pero como hemos escrito rescatemos los cuatro pilares y diseccionémoslos dentro de nuestras posibilidades.  

Los propietarios

 Cada caballo en el Hipódromo cuesta mantenerlo (aproximadamente) 1.000 euros mensuales, a lo que hay que sumar cerca de otros 6.000 euros en diversos extras de forma anual. HDLZ exige los pagos, pero ¿qué da a cambio? Poco o nada. El domingo de un propietario de carreras puede ser frustrante en HDLZ. Por no tener no tienen ni sitio reservado para poder ver a su caballo. Hoy por hoy, HDLZ tendría que hacer un busto a los cinco o seis propietarios (entre ellos Luis Morgado que quizá por eso puede hablar así) que les mantienen el circo y apuestan por la compra de caballos de carreras. Los nombres los conocen todos, pero tener una cuadra con más de quince o veinte caballos, hoy por hoy, es apostar por el turf sin cortapisas. Y esos no juegan con el dinero público, sino con el suyo propio. Además merced a ellos el nivel de nuestros caballos ha crecido en calidad y ha cosechado éxitos que se apuntan al debe del turf, cuando muchas veces debería ser el debe de la cartera del propietario.

Si ahora mismo, por ejemplo, se sentasen en una mesa a jugar una partida de mus Luis Morgado, Anthony Forde, Felix Miranda y Reza Pazooki y decidieran invertir su dinero en otro capricho esto se iría al garete. A ellos, y sólo a ellos y a otros tantos como ellos, se les debe esta supervivencia.

 Luego aparece, ante la falta de liquidez de antiguos propietarios ya aburridos o directamente apuntando con sus mejores caballos en el turf francés, la denominada multipropiedad. Un invento, que no es de ahora, pero que la crisis, maldita, ha puesto de moda. Los buenos resultados de muchos de ellos hacen que el turf tenga un hueco para quien, con ilusión, pueda acercarse a tener un caballo y compartirlo con sus amigos.

 Los profesionales

Están deprimidos y enfadados. No es noticia. Siempre, o casi siempre, lo han estado. Dicen de los futbolistas que son egoístas, pero en el turf cada uno mira por su cuadra de forma exagerada. Cuando no hay un duro y los premios son los que son, lo mejor es trabajar, ir a lo tuyo, y no preocuparse de nada más. Así están la mayoría de los preparadores, mosqueados (más que nunca y eso es difícil) con los handicappers y con muchos problemas a la hora de cobrar religiosamente a los propietarios (salvo excepciones) que al no ver rentabilidad en sus caballos les instan a vender la ‘carne de pescado’ aún a sabiendas de que es muy difícil ‘colocar’ nada. ¿Solución? Hacer un cambio de cromos, regalarlo y encasquetar la mensualidad a otro. Esa es la realidad. Sube el box, sube el pienso y los caballos siguen comiendo…

 Los mejores jockeys españoles son ya veteranos y la cantera llega de Francia (Crocquevieille) ante el fracaso de la escuela de aprendices que se puso en marcha en la reapertura y que murió sin más. Además el éxito del francés a buen seguro que animará a más jockeys del país vecino a probar suerte. Lo malo es que una o dos jornadas por semana son muy pocas para rentabilizar un cambio de residencia porque en el país vecino hay mucha actividad turfística. De hecho hay ya algún jockey que se está planteando ir en invierno a San Sebastián para hacer las ‘francias’.

No obstante esta pata nunca se reunirá en torno a una mesa para exigir grandes cosas porque no están unidos y les mantiene ese pensamiento de antaño de que al menos hay carreras. Y no se les puede culpar. Cuando cerró Madrid lo pasaron muy mal y saben  que mientras haya carreras, mal que bien, seguirán tirando.  

 Los hipódromos (La Zarzuela)

Aunque no todo se circunscribe a La Zarzuela, el motivo de esta reflexión en voz alta, es la reapertura de Madrid, por lo que tampoco ( y desconozco bastante en otros hipódromos) sería lógico analizar los problemas de otros. HDLZ tiene un problema. Bueno, muchos. Pero uno muy serio. Las obras. ¿Cuándo se terminarán? Esa es la pregunta del millón. Pero hay que ir más allás. Cuando eso ocurra van a gestionar el recinto los mismos. Si es así echémonos las manos a la cabeza y esperemos cualquier cosa. Aparte de las obras, las iniciativas han sido un desastre. Sin ir más lejos se han cargado hasta la restauración en las nocturnas. Lo impensable. Los programas son corta y pega del anterior, la SFCCE pinta menos a la hora de la verdad que UGT con Franco, y hacen lo que quieren porque no existe prensa que denuncie nada y cuando lo hace es tan ‘liviano’ como el negativo de la revista de esta semana.

Asimismo, en Madrid son pésimos gestores negociando permisos (a los hechos me remito) y hay un halo de que existe demasiado amiguismo a la hora de otorgar o quitar favores en licencias. Siempre hay un primo, un hijo, un sobrino, un cuñado de alguien que está detrás de ellas. Sé que esto no gustará pero es la verdad, el Hipódromo de Madrid es un círculo muy cerrado y es lo que hay.

 ¿Y las apuestas? Ahora mismo hay webs, cuyo beneficio no revierte en el Hipódromo, que permiten jugar sobre las carreras en España. Es decir quién quiere, puede. El marco legal de las apuestas en España es un galimatías de difícil solución y entre medias lo más ‘piratas’ juegan sus cartas.

HDLZ se equivoca si piensa que sacar las apuestas sencillas en despachos LAE será la panacea. Repito, ahora mismo, los aficionados que quieren jugar lo hacen ya. No engañemos a la gente. Y tanto la Quíntuple Plus como la Lototurf están descendiendo sus niveles de recaudación y, por si fuera poco, lo hace también el juego interior en el Hipódromo, con el agravante de que ‘papa Hacienda’ azota con el mazo a los muy afortunados.  

La afición

Va muy ligada a la gestión del Hipódromo. Por desgracia. Está claro que a los que les apasiona este deporte lo aguantan todo. Aquí no hay una política de comunicación ni de marketing y seguimos estando ahí.  Por aguantar, hasta con nueve años de cierre. Aparecieron las carreras y volvimos los mismos. Casi todos. Nadie nos tiene en cuenta. Sin ir más lejos en la encuesta de la revista ni siquiera hay un aficionado que hable sobre la situación. Saben que tragamos con todo (me pongo en plural mayestático porque yo estoy en este grupo) que nos peleamos entre nosotros, que quién más quien menos juega a dar las soluciones. En esto último me recuerda mucho al papel de la prensa de antes, cuando presidentes como Sanz o Pardo de Santayana preguntaban a los periodistas de entonces qué hacer para solucionar el Hipódromo. Pero no nos desviemos, aunque prefiero mil veces la prensa de antes que la inexistente de ahora. Un ejemplo y me marcho del tema que tiene llagas. Los cinco primeros del mal llamado concurso de medios de comunicación son ‘Masdehipódromos’, Turfmanchu, Quiniturf, Ociocaballo y Apuestas Hípicas en España. Ni una palabra más.

Vuelvo a la afición. Los foros (antes no existían) están poblados de soluciones, algunas muy curradas, e incluso da la sensación por los últimos acontecimientos que los foros tienen mucho poder en esto de los caballos. No os lo creáis. Viven ajenos a la afición. No les importamos un huevo. Se creen que están por encima del bien y del mal. Lo de suprimir la sexta carrera es un hecho evidente. Lo único que les importa es que sigamos apostando y quejándonos, pero en la tribuna cada domingo. Hoy por hoy todos los clubes, instituciones o sociedades tienen detalles con sus asociados. ¿Y La Zarzuela? Contestaros. Eso es lo que les importamos. Aún así seguimos. Cinco años después. Y lo que nos echen.

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