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Crítica de la película

'Nebraska': Una historia verdadera

'Nebraska': Una historia verdadera

jueves 06 de febrero de 2014, 18:52h
Cuando hice la crítica de la anterior película de Alexander Payne, 'Los descendientes', dije lo siguiente "es una de esas películas que parece que no están contando nada y que cuando te quieres dar cuenta estás tan metido dentro de la historia que te has olvidado por completo de que estabas viendo una obra de ficción". Lo mismo se puede aplicar a 'Nebraska', una película en la que con pequeñas pinceladas Payne vuelve a hacer que sintamos como próximos a unos personajes que viven en ese rincón de tierra perdida en medio de EEUU que es Nebraska.
No es una elección al azar, Alexander Payne es de Omaha y todavía vive una parte del año allí. La película se mete de lleno en ese escenario del Medio Oeste americano, el mismo que sirvió como título a uno de los discos más sombríos de Springsteen. No es casual tampoco la elección del blanco y negro, los personajes que pululan por 'Nebraska' son, básicamente, perdedores sin futuro, desde ese pobre hombre que cree (o quiere creer) que ha ganado un millón de dólares, hasta su hijo que le ayuda en su quijotesca aventura, solo por compartir algo con él.

Aun así, a lo largo de la película, logras encariñarte con ellos, a pesar de que Payne no busca que resulten simpáticos, el gruñón Woody y su apocado hijo tienen tantas taras como el que más y es eso lo que les hace humanos. A lo largo del camino esta particular pareja, una especie de Quijote y Sancho Panza conocerán a bastantes otros personajes, desde la lenguaraz esposa y madre, hasta esos primos tan estúpidos como divertidos. Y es que a la película no le faltan sus momentos cómicos, como en gran parte del cine de Payne, pero están utilizados como contrapeso de una historia, en el fondo, trágica. Y es que podríamos afirmar que las películas de Payne son comedias depresivas.

Esta en particular es también una 'road movie' de manual, una además que comparte ciertos parecidos con 'Una historia verdadera' de David Lynch, no solo en su anciano protagonista sino en su utilización de la banda sonora para ilustrar el paisaje.

Los actores están perfectos. Si bien el veterano Bruce Dern se ha llevado todos los elogios con su interpretación, la gran revelación de la película es Will Forte. Con un pasado cómico en el 'Saturday Night Live', Forte clava a su hijo de buen corazón siendo el que lleva el peso de la historia. El resto de secundarios también brilla a gran altura, desde June Squibb, como la mujer que ha dejado de escuchar pero no de querer a Woody, hasta Bob Odenkirk, el Saul de 'breaking Bad', como el otro hijo de Woody, uno que al principio parece un cretino pero que en realidad no lo es.

Y es que las películas de Payne pertenecen a sus personajes, fuera siempre del tópico y el cliché. Una vez más, el director de 'Entre copas' ha vuelto a dar vida a su historia y a sus personajes a través de pocas cosas, aquí no hay disparos, ni robos de millones de dólares, ni efectos especiales millonarios, únicamente, como decían los Pata Negra, la vida pasando y personas habitándola llegando a conmovernos... Tan simple y tan grande como eso.

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