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Entre la España bicolor y la tricolor

Entre la España bicolor y la tricolor

domingo 14 de abril de 2013, 12:50h
La verdad, no me parece significativo el número de manifestantes a favor de la instauración de la Tercera República en España el día en el que se conmemora el establecimiento de la Segunda, 14 de abril de hace 81 años. Comprendo que la Monarquía no vive sus mejores momentos, porque muchas cosas han ocurrido en el último año, desde que el Rey se rompió la cadera en una cacería en Botswana: las redes sociales han calentado el ambiente y Madrid (y Barcelona y antas otras ciudades) eran este domingo una fiesta tricolor de primavera. Pero ya digo: ni esto era la manifestación de la Diada ni tenemos, por fortuna, un Artur Mas empeñado en ponerse al frente de las banderas rojas, amarillas y moradas para tratar de forzar la situación.

De hecho, la opción republicana carece de un líder claro más allá del dirigente de Izquierda Unida, Cayo Lara, que asusta, sin duda, a una parte de quienes se proclaman a favor de una República,  pero desde posiciones más moderadas o 'azañistas'. Mientras que la Monarquía sigue contando con el apoyo oficial de al menos los dos partidos principales del arco político, si bien es cierto que nada han hecho conjuntamente para fortalecer a la Corona en estos tiempos de tribulación más allá de anunciar, el PP, una futura ley para regular con mayor trasparencia responsabilidades y finanzas de todos los
miembros de la Casa del Rey. Es un paso, pero insuficiente.

Alguien, con suficiente peso en el PSOE (y en el PP) debería salir ya para prevenir a los ciudadanos contra los saltos en el vacío, y sí, ya sé que el PSOE es un partido teóricamente republicano; pero está
comprometido, desde 1976, con la causa de la Corona. A mí al menos, no me queda nada claro que el volatín hacia la República, que es una opción ciertamente muy respetable, no produjese más bienes que males, tanto a la estabilidad territorial e institucional del país como a la imagen externa de España; los experimentos, con gaseosa.

Otra cosa es que quienes encarnan la máxima institución española, y los políticos que deberían trabajar para apoyarla, hayan de tomar conciencia de que hay muchas cosas, de funcionamiento, de mentalidad y de trayectoria, que deben mudar en La Zarzuela y también en Moncloa, en Génova y en Ferraz. Y, claro, en nosotros mismos.  Pero los políticos se asustan de la presión en la calle -qué menos que lo que está ocurriendo, y conste que lo digo sin justificar nada-y en Zarzuela han decidido fingir que nada ocurre, cuando es obvio que ocurren muchas cosas; desde las meteduras de pata de los principales protagonistas hasta las conspiraciones de salón que, ahora, tienen a los Príncipes como diana, utilizando, incluso, libelos aborrecibles que se quieren convertir en éxitos editoriales.

Este es, en fin, el panorama, visto desde un 'outsider' a las manifestaciones de casi todo tipo -doce coincidieron este domingo en Madrid-- y que, lo confieso, apuesta más por la bandera bicolor que por la tricolor. Al menos, todavía.


>> El blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'>>
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