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Despropósitos de campaña

Despropósitos de campaña

miércoles 18 de febrero de 2015, 13:07h
Avanza la campaña. Ya solamente quedan veintiún días para las elecciones andaluzas, noventa y cinco para las municipales y autonómicas. Siete meses para las catalanas (si se celebran) y quizá hasta diez meses para las generales. Y la mayoría de los partidos siguen sin candidatos para Madrid y, para colmo, andan a la greña. Los nervios, en su peor modalidad, se convierten en los amos del cotarro, incluso del mediático. Así, escucho en un noticiario importante destacar la agenda de Pablo Iglesias en su visita a Estados Unidos, presentada en ese informativo casi como la visita de un primer ministro: le recibe en audiencia el embajador de Bolivia ante las Naciones Unidas, dice el presentador. Tremendo encuentro este, de altísimo voltaje político, pienso con una pizca de maldad: ¿no estaremos magnificando demasiado algunas cosas, no estaremos nosotros, los comunicadores, lanzándonos con excesivo ímpetu a la arena electoral, haciendo sonar campanas allí donde no se merece sino la indiferencia y el silencio? 

Los medios, los jueces, los políticos, nos enzarzamos con frecuencia en la nadería, olvidando lo verdaderamente esencial. Por ejemplo: hay que cesar a los imputados Griñán y Chaves, dicen unos. No están imputados por delito y, por tanto, no tiene sentido su cese, replican los otros. Y así, en torno a una imputación por no-delito, que, dicho sea de paso, confirma la idea de que hay que modificar urgentemente la legislación procesal, ha girado la polémica de las últimas horas. Como si apartar a Griñán del Senado y a Chaves del Congreso, en el que es ahora la figura más veterana, sirviese de elemento regenerador de la corrupción que nos ha ahogado todos estos años. Como si no apartarlos fuese la señal del incumplimiento de las promesas que Pedro Sánchez y Susana Díaz nos han venido haciendo estos meses.

Dicho sea de paso: me dijo una vez Núñez Feijoo, el presidente gallego, que no hay por qué cesar de inmediato a un imputado, incluso cuando lo sea por un delito (que no es el caso, por el momento, ni de Chaves, ni de Griñán, ni de los otros tres imputados ex dirigentes de la Junta andaluza), hasta que no sea condenado. Y es este un país en el que se imputa a veces a la gente con no poca alegría, incluso en fechas políticamente inconvenientes, como la proximidad de elecciones (claro que, en un año loco como este, ¿cómo evitar la proximidad de alguna elección?).

Pero, por supuesto, el mayor despropósito de todos es la polémica que entre unos y otros han (hemos, si usted quiere) armado en torno al PSOE en Madrid, y no solo en Madrid. Este miércoles arrancó el proceso de votación en las agrupaciones sobre el candidato socialista a la alcaldía, que todo el mundo supone, con fundamento, que acabará siendo el ex rector de la Autónoma Angel Gabilondo. Unos reclaman primarias, que fueron el gran avance democrático de este partido; otros dicen que ya no queda tiempo. No sé si unos y otros, inmersos en sus pequeñas peleas, se han dado cuenta, sin ir más lejos, de la magnitud del debate ideológico de fondo que afecta a los vecinos socialistas franceses: eso sí es agarrar el toro por los cuernos. Esa sí es una gran operación política, y no el zancadilleo al que estamos asistiendo.

Digo todo esto porque me temo que vamos a desaprovechar, de nuevo, una oportunidad de oro para mantener un debate de fondo y a fondo sobre temas cruciales para la modernización del país y para dotarle de una mejor democracia: desde reformas legales y constitucionales hasta medidas que propicien una mayor equidad, transparencia y participación ciudadana, deberían ser cuestiones muy presentes en las campañas, precampañas y metacampañas que van a jalonar la vida política y social española durante todo este año. Como todo se nos vaya glosando las 'audiencias' de unos con el embajador boliviano, tratando de cortar las cabezas de otros en medio de estériles polémicas seudojurídicas y tendiendo trampas mortales al correligionario en lo que no es sino un juego de poder, apañados vamos. Y me temo que eso, que apañados vamos, porque los viejos usos y costumbres no mueren: se reinventan cada vez con más fuerza. País...

El blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'>>
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