La
oleada soberanista ha vuelto a poner de
moda el asunto del federalismo, como si fuera la gran solución, pero a la hora
de concretar, no se notan muchas diferencias entre el federalismo y lo que ya tenemos en el Estado de las
Autonomías. Entonces se saca a colación el adjetivo asimétrico que acaba de
embrollarlo todo.
¿Que
tiene que ver la asimetría con la política? Nada, se trata de una metáfora geométrica que pretende
encubrir una desigualdad aritmética. Hay que echar mano del humor para
averiguarlo. Pongamos el ejemplo del
pollo.
En el
federalismo propiamente dicho, dos personas comen un pollo, y a los dos les
toca exactamente la mitad.
En el
federalismo asimétrico, dos personas comen un pollo. Uno se reserva la pechuga y los muslos, y el
otro se tiene que conformar con las alitas.
Y no
vale quejarse por agravio comparativo. No es injusticia, no es desigualdad, es pura
asimetría.
Claro
que vistas así las cosas, peor es el soberanismo. Porque allí, dos personas se
reparten el pollo. Una se lo come entero, y la otra mira cómo lo hace.
Por
eso, cuando a usted le quieran confundir con federalismos y asimetrías,
recuerde él ejemplo del pollo. Porque como muy bien dice el refrán, el pollo es
demasiado para uno, pero poco para dos.
-
Especiales:
Debate sobre el futuro de Cataluña |
elecciones catalanas