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Fin de la vieja etapa; nace la vieja etapa

Fin de la vieja etapa; nace la vieja etapa

sábado 04 de febrero de 2012, 19:56h
Ha terminado el 'zapaterato' y se ha iniciado el 'rubalcabato'. El PSOE ha puesto fin a la vieja etapa y ha hecho nacer la vieja etapa. O, lo que es lo mismo, lo ha cambiado todo para que nada cambie. La verdad es que daba igual Rubalcaba o Chacón. El primero es la experiencia, pero la vieja experiencia felipista -con todos sus errores- y zapaterista -con todos los suyos propios, sumados a los anteriores-. La segunda es sólo el experimento, la etapa experimental socialista basada en las ocurrencias del líder. Así que, ganara quien ganara daba igual: perdía el concepto profundo de renovación en la familia socialista.

El caso es que ganado Rubalcaba, aunque por la mínima: tan sólo por 2,32 puntos, o 22 votos, lo que da una primera idea de lo reñido que ha estado este 38º Congreso socialista. Había que elegir entre lo malo y lo malo, y se ha optado por elegir lo malo. Pero lo malo de verdad es que en todo un partido histórico como éste no haya habido ni una sola posibilidad de renovación de verdad. Se podría pensar que la auténtica alternativa aún está en la pubertad. Y eso es muy triste.

En todo caso, ha ganado Rubalcaba, pero ¿por qué? Algunos analistas observan con acierto que el discurso de Zapatero fue clave para vencer en el año 2000 y que el de Chacón lo ha sido para su derrota. Es verdad que ante el plenario, en la presentación de su candidatura animando al voto, Chacón celebró un mitin más que pronunciar un discurso: empezó sobreactuada, gritando, buscando el aplauso fácil con las cuestiones tópicas de aprendiz de brujo. E incluso sacó a pasear a su abuelo, el miliciano de quince años que conoció la derrota, los campos de concentración y el exilio. Algo así como el abuelo de Zapatero pero sin la balacera que acabó con la vida de éste último.

Rubalcaba, por el contrario, pronunció un discurso con contenido, articulado en torno a eslóganes y con solidez frente al estilo vacío de su contrincante. Los aplausos a Rubalcaba no estaban provocados; los de Chacón estaban previstos en el guión que alguien muy próximo a ella le había preparado, y de nada sirvió su especie de juramento de que ella, Chacón, ya no era el golem de Zapatero ni mucho menos la niña de Felipe. No sonó creíble esa afirmación que recalcó a grito pelado: "Vengo a este Congreso libre de ataduras y serena y consciente". Así que entre Málaga y Malagón, salió el sol por Antequera.

Todo lo anterior ya es pasado, pero el presente está aún por venir, ya que el presente no puede estar viviendo en tiempo de pasado. Así que el 38 Congreso socialista nos ha colocado en un increíble pretérito y aún queda por definir si lo que parece el presente socialista es una fisura en el tiempo -Rubalcaba- o si es el inicio de un delfinato oculto que esté ya perfilando la auténtica renovación socialista. Rubalcaba se ha llevado los restos del naufragio, pero es al delfín al que le corresponderá reflotar el Titanic.
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